miércoles, 23 de octubre de 2013

TELÉFONO INDISCRETO

Tomaba un café recién servido de una inmensa y constate cafetera eléctrica que nunca estaba vacía...como mucho tenía que esperar unos minutos a que terminara de hacerse pero su necesidad de cafeína estaba siempre a punto de ser satisfecha.
Marcó  la rellamada de un teléfono conocido y se recostó en un sillón, unos tonos más tarde al otro lado una voz conocida le sonó inusualmente agitada, se puso alerta y se incorporó. Pudo oir claramente de fondo la voz de una mujer que de una manera poco elegante le instaba a que volviera a la cama y soltara el maldito teléfono...
Colgó la llamada sin acertar a duras penas con esa tecla roja y desconcertada cerró los ojos ... sabía que detrás de algo tan bueno, sólo podía haber una mentira.
Comenzó a llover golpeando los cristales y ella seguía sin derramar una lágrima, inmóvil con la taza en las manos, pensó fugazmente que la lluvia sólo era su compañera en los casos en los que estaba muy triste o muy enamorada, es decir, casi toda su vida. Se empeñaba en darle la oportunidad a la ilusión y al amor, y la mayoría de las veces se convertía en desilusión y desencanto que es esa emoción que sólo sientes tú, que no puedes explicar y que sabes que nadie comparte contigo...y da ganas de morir.
Se recordaba a penas dos días antes, sonriente y coqueta, mirando sin miedo y de frente a los pies de una inmensa King size, enfundada en la prenda de ropa que más le puede favorecer a una mujer...la camisa del hombre que está en su cama.
¿Estaría ya con ella entonces? ¿sería cosa sólo de hoy? ¿y si estaba casado? En realidad la respuesta a esas preguntas sólo servían para mejorar su autoestima o por lo contra, para hundirse más en la miseria...Nunca sabría las respuestas porque no le iba a dar la opción de contestarlas después de haberlas hecho. Se conocía y sabía lo fácil que su orgullo cedía a las disculpas. No habría oportunidad.
Tampoco debía engañarse, él no había hecho el intento de llamar, en condiciones lógicas, si se cuelga una llamada se vuelve a intentar conseguir la comunicación salvo que se sepa el motivo de tal corte telefónico.
Cogió su móvil y borró sus teléfonos, eliminó la rellamada y si bien era cierto que no se podía acabar con sentimientos y recuerdos de una manera tan tajante y sencilla, era el primer paso para intentar olvidar.
Se llevo la taza a los labios y se dio cuenta que el café también, se había quedado helado

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