lunes, 30 de septiembre de 2013

EL HOMBRE DE SU VIDA

-¿Sabes? Podías ser lo más parecido al hombre de mi vida y seguramente yo seré para ti la mujer de la tuya pero sin embargo no nos vamos a dar tiempo para ser nada.
Mientras hablaba, ella se subió los pantalones de espaldas a la cama, sin molestarse siquiera en mirar para atrás, sabía lo que había.
En el lecho, él se revolvió incómodo entre las sábanas de esa cama deshecha y arrugada, a penas le tapaban y sin embargo empezaba a contemplar la idea de salir huyendo sin tener claro hacia donde podía ir la conversación.
Abrochándose la camisa se enfrentó a su despistado contrincante de batalla y le sonrió, una media sonrisa, entre cómplice y aun coqueta...Despeinada y radiante estaba tan bella como lo está una mujer satisfecha. Con la luz propia.
- No te asustes, ha sido solo una idea en voz alta... un pensamiento ridículo...o puede que no. Dime... ¿qué tendría de malo, dónde está la complicación? Puedo creer que eres perfecto para mi, pero eso no implica que lo seas: ni perfecto, ni mío. Puede que seas tan ideal justo por el hecho de que no vas a ser nada...
Se agachó con suavidad para besarle en los labios a la misma vez que conseguía recopilar sus botas.
Sentada en el filo de la cama, a su lado, aún podía llegarle su aroma y el olor a sexo. Habían sido horas de batalla, de baile sensual de sus cuerpos, de entrega sin condiciones y sin reglas. Se habían comido, lamido, disfrutado....sin pedir nada a cambio, sin compromisos.
Le sorprendió el abrazo de él, que la rodeó despacio y le besó suave en el cuello, sin palabras, fue suave pero implacable y buscó desnudarla de nuevo. Ella se resistió ...musitó un "tengo que irme" y por contra, se dejó llevar de nuevo, soltando las botas y volviendo a su cuerpo.
Intentando recuperar el aliento, le miró a los ojos intrigada y sincera, ¿cómo debía interpretar este último gesto, esta vuelta a la más íntima complicidad?
Mañana quizás se lo plantearía...

LA CAJA

Volvió a meter la ilusión en su caja, y apretó levemente el precinto para que quedara bien sellada. Hacía tan poco que lo había quitado que aún pegaba, no le había dado tiempo a secarse.
La desilusión existe por la contraprestación de la ilusión, y cuanto más dura en el tiempo esta última, más grande es la primera. Por pequeña que sea al nacer una ilusión, los días la van cebando y aunque a veces quedan pequeñas cantidades por el camino, a poco que pasen los días se va haciendo cada vez más robusta. Y obviamente al romperse...duele.
Esta vez tenía claro que había sido un error ilusionarse así que no merecía ni siquiera más de dos suspiros... ni para lágrimas daba. Aunque bien pensado, podía empezar a derramar alguna pero no por la desilusión, sino por la estupidez condensada en estupidez humana -la más tonta de todas-, esa que la caracterizaba respecto a las expectativas creadas.
¿Qué necesidad había de montar castillos en el aire? Quien dice castillos...dice casetas de perro...que tampoco había que dramatizar más de la cuenta...pero dónde estaba la urgencia de abrir las solapas de una caja que la última vez tanto trabajo le costó cerrar...
Si es que se llenaba de preguntas y luego sabía que era mejor no contestarlas, que se iba a encontrar frente a frente con verdades que le molestaban o con realidades que estremecían el alma.
Esto era sin duda lo peor, mirarse a ese metafórico espejo del hoy y del ayer, por lo que mostraba y por lo poco que dejaba mirar al pasado, no era un cristal traslúcido, la opacidad trasera le hacía contemplar un futuro nulo, oscuro, denso.
Miró la caja y volvió a presionar, no por la desilusión de hoy, sino por todas las anteriores que le habían hecho trizas el corazón, las ganas, el futuro...cogió la caja con cuidado y la escondió al fondo del armario, donde no se viera,  intentando olvidarla para no volver a caer en la tentación de volver a sentir la vertiginosa emoción de ilusionarse.


domingo, 29 de septiembre de 2013

FELICIDADES

Nació en el 17 y cuenta historias. No cuenta cuentos, aunque también lo hizo mucho, durante mucho tiempo, mas bien cuenta realidades vividas, relatos conocidos, paseos de ayer. Su memoria es fetén.
Ha vivido mucho, pero sigue haciéndolo con la misma alegría y la misma pasión que hace tantos años. Es invencible y reposada. Nació durante la primera gran guerra, vivó la segunda y la española. No habla mucho de ellas, alguna historia de irse al sótano y buscar café...Historia viva.
Es la mujer más elegante que he visto en mi vida, educada con unos firmes valores religiosos, interna en un colegio de monjas en Gibraltar, maneja de igual manera el saber popular español y la exquisitez de modales británicos. Es pura clase.
Nunca nadie llevó con más glamour y más estilo los pantalones, quizás Katherine Hepburn, pero no apostaría.
Habla y reza en inglés, sobre todo si se pone nerviosa, y también puede mantener alguna conversación en francés. Incluso hay palabras que le las dice en inglés antes que en castellano...o en castellano con acento inglés.
Es hermana, fue esposa, y siempre madre, abuela y bisabuela...y no olvida nunca a ninguno, siempre suena el teléfono si es tu cumpleaños o tu santo y se le pueden encargar rezos, lo mismo para terminar la carrera que para que los partos vayan bien. Aunque ella siempre reza por todos. Yo creo que a veces se duerme en esa retahíla de rosarios, pero ahí arriba los apuntan como si los hubiera murmurado porque saben que la intención cuenta.
No conoce el rencor, ni la envidia, jamás ha dicho una palabrota, ni grita...ha sido, es, leal, tenaz, firme en sus convicciones como ya no se ve a nadie, y a la vez acogedora, empática, consejera de muchos y paño de lágrimas de otros...incluso ahora.
Se ha ido adaptando a las necesidades, a los presupuestos familiares, a las tecnologías, siempre sonriendo, haciendo sacrificios en voz baja, sin estridencias ni golpes de pecho. Ha trabajado mucho sin que se note.
Deja frases con la delicadeza de un nenúfar que son sentencias y aún nos regaña si lo considera necesario, no le tiembla la voz al reprender ni la mano al acariciar.
Es la un ser especial y aunque ella se pregunta cómo es que lleva tanto tiempo viva, yo estoy segura que es para que algunos no perdamos el rumbo y podamos encontrarlo en ese mar de ojos casi transparentes con el que nos mira.
Hoy es su cumpleaños y estoy un poco lejos, no mucho, pero un poco, hoy soy yo la que levanto el teléfono y cuando la escucho todo se ordena e incluso me parece que tengo veinte años menos.

sábado, 28 de septiembre de 2013

CORTARSE LAS MANOS

Le quemaban las palabras en la punta de los dedos...pero no se atrevía a teclearlas. Las nuevas tecnologías habían precipitado los acontecimientos...y eso no siempre era una buena idea.
Tiempo atrás, cuando alguien se sentaba delante de una papel de carta, -"recado de escribir" que se decía- se pensaban más las frases, se releían una y mil veces, y a veces, cuando había que repetir la epístola, el lastre que se había soltado vía papel, servía para descartar la idea y dejar que las ideas se enfriaran. Si la carta, salía redonda, con las palabras justas y el sentimiento (bueno o malo) bien plasmado, aún quedaba el reposo de la carta en el bolso, que permitía arrepentirse, cortarla a trocitos, quemarla en un cenicero, echarla al mar...pero ahora, la cuestión a tratar era inmediata, así que no servía de desahogo salvo que en un acto de emociones controladas, fueras capaz de guardarlo en "Borradores".
Tan valiente para escribirla, pensarla, e incluso sentirla...y tan cobarde para mandarla.
Luego estaba el momento de "Enviar"...sudor frío y arrepentimiento inmediato, releer deprisa, con el corazón en las sienes y el pánico en el estómago. Las preguntas amontonadas y el deseo de que por fin los errores de Windows sirvieran para algo...que tampoco se puede ir a esos buzones a interceptar la carta.
Así estaba ella, con las palabras en la mano, la frase contundente en la cabeza e incapaz de dar el paso, con un autocontrol desconocido...¿Cómo decirle que le echaba de menos? ¿Cómo atreverse a decirle que le dolía pensarle en brazos de otra? ¿Con que derecho podía decirle que se encontraba así? Ella tenía la culpa de lo que sucedía ... o de lo que no sucedía...y sin embargo...
Mejor no hacer nada, a veces el silencio no trae consecuencias...

(A esa "miamiga", por esos ratitos...)




viernes, 27 de septiembre de 2013

CUANDO HAY NOTICIAS...

He estado horas delante de este recuadro blanco.
He ido y he vuelto.
Se me han congelado las manos en el teclado y cuatro veces he borrado cinco la manera de empezar.
La lista de temas y de frases que apunto cuando se me ocurren, me miran desde el otro lado y no soy capaz de abrir un debate de las nacionalidades...
No tengo muy claro si debo decir algo o callar, si exteriorizar o si dejarlo todo dentro, envasado al vacío.
Tampoco sé lo que me corresponde: cuando tienes una noticia impactante que no se refiere en exclusiva a ti, no eres dueña de las reacciones ni de la publicidad del tema, aunque te duela, aunque te rompa por dentro.
Soy persona de coger el toro por los cuernos y mirarlo a los ojos, testuz con testuz, a ver quien gana. Y siempre gano yo. Porque yo no se jugar para perder, nadie dice que sea fácil ni rápido, pero ganar, seguro.
Después de respirar hondo, y llorar si es necesario, soy partidaria de empezar a dar pasos, y si no sé los que tengo que dar, preguntar sin vergüenza y sin miedo. Y también soy muy consciente de que los problemas, por grandes que sean no pueden ocupar el centro de la vida, hay que volver a la normalidad, a la rutina que todo lo cura, crear unas nuevas si es necesario, avanzar sin dejarse arrastrar. Por difícil que sea, por duro que parezca.
Ayer me tumbó una noticia. Y aún peor, tuve que transmitirla. Hoy ya estoy de pie. Dispuesta a pelear. Las batallas no se ganan solas. Aunque no sea del todo mi guerra.

jueves, 26 de septiembre de 2013

MOONLIGHT SERENADE

Se buscaron desde siempre. Nacieron, creían, con el único propósito de encontrarse. No fue fácil. Estuvieron tan centrados en avanzar en la búsqueda que a veces no miraron bien a su alrededor. De hecho el día que por fin se encontraron les pareció que se conocían de toda la vida.
Fue una jornada extraña aquella, con más luces que sombras, un día para recordar olvidándolo todo, tan distinto que no parecería mentira que ni había pasado. Podría ser el guión de una película de las protagoniza Meg Ryan y Tom Hanks. De Cary Grant con Grace Kelly.
El sitio fue lo de menos, el acercamiento innato, despacio y sin red. Hablaron y hablaron y fueron conscientes de que estaban siendo felices de una manera nueva: una felicidad estrenada con un desconocido de la niñez.
Acoplaron sus vidas en un instante y su amistad se hizo de titanio. Eran amigos, como podrían haber sido siameses, y a la vez que vivían en la mente del otro, peleaban contra ella. Tuvieron discusiones épicas por el placer de debatir, y conversaciones eternas sobre las trivialidades más serias.
Llegó el día en el que los familiares empezaron a preguntar, el camarero se volvió a equivocar y ellos defendían sin mucha pasión la soltería. Cada uno, por su lado, empezó a hacerse preguntas muy íntimas, dudas frente al espejo de la conciencia, y aún peor, del corazón...y resolver no querer pensar.
Fue un día que cambiaron las cervezas con tapas y los cafés, por una copa de madrugada. Ajenos a lo que ocurría a su alrededor hablaban de sus trabajos cuando un chico preguntó si molestaba, la pregunta de siempre, la respuesta acostumbrada  y ante esa libertad de paso, el inocente recién llegado comenzó a intentar ligársela. ¡Se desató la fiera! De repente y sin previo aviso, él la cogió de la mano, la sacó del pub con el abrigo colgando del brazo y dejaron plantado al otro infeliz sin entender que ocurría.
A tiritones la llevó a una cafetería, demasiado frío para desconcertarse y reaccionar. Entonces, frente a un café, como tantas otras veces, se miraron con ojos nuevos, se sonrieron y tuvieron su conversación más larga, sin pronunciar una sola palabra.




miércoles, 25 de septiembre de 2013

COHERENCIAS

En esta vida se puede ser de todo, se puede intentar ser de todo y hasta se puede conseguir ser de todo en repetidas ocasiones.
No soy nada intolerante en mis planteamientos de vida y respeto muchísimo las formas de vivir de los demás siempre y cuando su ambición no sea tocarme las narices o meterme el dedo en el ojo.
La libertad religiosa creo que debe ser un hecho y hasta tal punto lo creo que defiendo con la misma intensidad a los que no creen, los que creen en otros dioses distintos al mío y los que creen que no creen, estando convencida como estoy de mi religión y siempre esperando la misma tolerancia que ofrezco.
También se puede cambiar de idea, no es cuestión de ser inflexible, de repente uno puede verse subyugado por el brécol y abandonar todo tipo de carne. O de carnalidad, que no es lo mismo, pero quién sabe...
Lo que si le pido a la gente es un poco de coherencia entre lo que dice y lo que hace, no es cuestión de llevar a rajatabla todos los principios que uno tenga en la vida, que uno puede sucumbir y hacerlo hasta con elegancia, lo que no comprendo es quien se define como vegetariano y come jamón...existiendo la posibilidad de decir "yo sería vegetariano si no fuera por el jamón".
Tampoco entiendo, ya se que estoy pesada con el tema, a quiénes defendiendo una nacionalidad propia se enfundan la camiseta de fútbol del otro país "explotador", y además se supone que sin coaccionar, felices y contentos (y cobrando). No me imagino yo a los esclavos de Nueva Orleans recogiendo algodón y además aplaudiendo felices al señorito así como de motu proprio. Es por esto que no acierto a comprender que algunos jugadores del Barça, declarados nacionalistas catalanes, defiendan la camiseta de la selección española.
Otro ejemplo de esta España nuestra son los "hacedores" de cine español. Por alguna razón, el cine español se subvenciona y sin embargo nada se hace por el aguerrido vallisoletano que pone una confitería ni por el valiente albaceteño que se dedica al mundo de los paraguas. Esta subvención, la del cine español, que se recoge a manos llenas, se hace desde unas ideas progresistas, de izquierdas, revolucionarias. Hasta ahí bien. Pero luego se pierde la vida por acceder al mercado norteamericano, cuna del capitalismo, y su exponente máximo que son los Oscars. Caso de Bardem y mamá, enjoyados y peripuestos, felices y contentos, sucumbiendo al mal. Dice el refrán "teta y sopa no cabe en la boca".
Yo misma me declaro republicana folclóricamente monárquica, y no digo solamente que soy republicana, pues luego un Hola de una boda de la realeza me encanta, y hay otras monarquías que me "gustan" más que la nuestra.
Podría seguir pero mejor no. Hay cosas y hay casos, las generalizaciones nunca son buenas, pero unos mínimos de coherencia no estarían mal, al menos para saber a que atenerse. 

martes, 24 de septiembre de 2013

ASCENSOR AL 5º C

Se cruzaban todos los días en el ascensor, a penas murmuraban un buenos días y cada uno seguía su rutina.
Generalmente ella iba comprobando por quinta vez si llevaba todo lo necesario en el bolso, si había cogido el cargador del móvil y si las llaves no las había dejado colgando inertes en la cerradura de la puerta como le sucediera más de una vez.
Él iba sintonizando la radio en el móvil, se colocaba los auriculares y volvía a meter el dispositivo ultra plano en el bolsillo de la chaqueta. Era, y lo sabía, de los privilegiados que podía ir caminando al trabajo.
Algunas veces no eran ni conscientes de haber salido del ascensor enfrascados en sus propios pensamientos y visicitudes, tampoco se paraban a pensar contrariados si se habían despedido al salir.
Nunca tuvieron la más mínima curiosidad uno por el otro, tenían una portera solícita y siempre bien informada que podría haber dado datos pero la realidad es que muy temprano salían a trabajar y el resto del día era una rutina laboral a duras penas conjugada con pasar por el supermercado o tomar una cerveza con los amigos. Ni siquiera en esto coincidían.
Ella alguna vez se encontró con una de las vecinas al subir que tenía un perro y dos niños, y siempre acababa sujetando la puerta o dejando que subiera ella primero pues además de la prole y el doméstico animal, solían ir acompañados de dos mochilas y alguna que otra bolsa de avituallamiento. Pero nunca a su vecino de las mañanas.
Ciertamente no había reparado en él y tendría que esforzarse por describirlo pese a ser su primer saludo matinal, reconocía su colonia como Loewe para hombre porque una vez tuvo un novio que la usaba pero a penas podría decir cómo eran sus zapatos y no era precisamente una persona a la que los detalles se le pasaron por alto.
Llegando el invierno, algún día, el viaje en ascensor era en solitario generalmente por la gripe y sus devastadores síntomas y en verano creía que cogían a la vez las vacaciones pues pese al calor se seguían saludando.
Todo esto lo pensaba ahora, intentando recopilar información de su subsconsciente porque hacía varios días que él no estaba. Se preguntaba que podría haber pasado, es cierto que no sabía exactamente desde cuando no cogía el ascensor pero ahora que lo intentaba recordar debían ser varios días ya. Se le pasó por la imaginación preguntarle a la portera pero la idea la rechazó de plano: ni le gustaba darle más conversación que la justa, ni quería que la buena señora pensara lo que no era. Le gustaba hablar por los codos y no era la persona mejor intencionada en sus pensamientos.
Cuando más o menos calculaba que era un mes el tiempo que había pasado, por primera vez se impacientó y llegó a mirar en los buzones, intentando adivinar su piso y su nombre. Sabía que era justo la planta superior pues cuando ella le daba al botón acababa de cerrar él su puerta, y creía que vivía solo. Encontró un candidato en el 5º C, José Agustín López Cerrado. Justo después se enfadó consigo misma, ¿y qué más le daba? ¿qué estaba haciendo?
Haberle puesto nombre a esa especie de sombra que saluda en la mañana le suponía una especie de responsabilidad, de acercamiento, de compromiso. Es como cuando por fin le pones nombre a un pájaro, deja de ser un animal más y se convierte en un ser especial. 
Durante todo el día estuvo inquieta, era una soberana estupidez, sin embargo ahora se sentía en deuda con esa persona, quizás perdió el empleo, puede que cogiera vacaciones o simplemente se había mudado, pero también podrían ser otras muchas cosas. 
Finalmente se decidió y mientras desayunaba se conjuró a que esa misma noche al volver del trabajo iría a llamar a su puerta, quizás fuera lo más ridículo del mundo, pero también era bastante lamentable esa frialdad de naúfrago en un bloque de viviendas. 
Cerró la puerta de su casa y llamó al ascensor, en ese momento una de sus inseguiridades le hizo volver a abrirla, tenía que asegurarse que la plancha estaba apagada, lo hizo. Fue al ascensor y comprobó que una mano sujetaba la puerta, un murmullo de buenos días le sorprendió, allí estaba su vecino con unas muletas...
Tras la sorpresa musitó un buenos días. Y entonces, una sonrisa y un te echaba de menos, me llamo Laura y soy tu vecina.
 

lunes, 23 de septiembre de 2013

PAPA CUATROLATAS

Algunos ilustres se han enterado de que el Papa Francisco es católico. Lo peor es que empieza a caerles bien y no tienen muy claro la postura que tienen que tomar.
Sucede también a veces con esas personas -retrógradas- que ponen a los homosexuales de vuelta y media haciendo de ellos su diana de burlas canallas y de repente, su hijo, su sobrino, su amigo de toda la vida, sale del armario y su mundo se hunde. Es cierto que el colectivo homosexual es blanco de muchas bromas que hechas con naturalidad son tan ofensivas como pueden serlo las de las rubias, nula, pero hay quien ofende con recalcitrante maldad y de repente puede suceder, como ya avisa el refranero popular, que "no se puede escupir para arriba" y entonces pasados los tiempos de auténtica brutalidad emotiva, ves a más de uno y de dos comiéndose sus palabras y haciendo lo más normal: querer -incluso más- a ese hijo o sobrino o amigos desde la infancia.
Pues igual hay más de uno con este Francisco que está dejando sin argumentos a cierto colectivo y no sabe si debe mantenerse firme en su convicción o declararse admirador de este jesuita que va en "cuatrolatas" (sin música de Sor Citroën), que ha rehusado del boato papal y que además va repartiendo, entre sonrisas, collejas a más de uno de los de su colectivo.
Yo me reconozco católica pero además absolutamente fan de este Papa que utilizaba en sus sermones a Mafalda. Con eso, me había ganado sin duda, pues mi mafaldismo puede pesar más que un encantador acento argentino. Además es jesuita y eso en mi familia es como un sello de denominación de origen, signo a priori de calidad, hombre de ciencia y coherente. Tampoco tiene miedo.
Conforme pasa el tiempo se va esperando más y más de este hombre y no se si podrá con todas las expectativas creadas pero los pasos que ha dado son pasos de gigante, adelantando mucho en pocos meses, y además son pasos que entendemos todos.
Es sin duda un Papa más cercano, más llano, más pueblo, más firme y tener a alguien como referencia que habla claro y sin tapujos, qué quieren que les diga, en los tiempos que corre, es un privilegio.

jueves, 19 de septiembre de 2013

QUE LLUEVA, QUE LLUEVA

Necesito que llueva para olvidar mi paraguas y perderme en el tuyo cuando tan solo me roce tu gabardina y me llegue tu olor. Quiero volverme y mirarte con relativa sinceridad para asegurarte que me siento fatal porque tengas que acompañarme abusando de tu caridad y ver tu sonrisa inescrutable, y pararme a intentar descifrar si me crees, si no lo haces o si haces que me crees y te gusta mi remedo de despiste.
Quiero que llueva para que se vayan de tus labios los últimos besos que diste que no fueron para mi y que el aire limpio y húmedo te haga germinar el deseo de mis labios en los tuyos.
Me gustaría tanto saber que cuando por fin lleguemos a la parada del bus, desees que se retrase para quedarte más tiempo a mi lado e incluso  que tuviéramos la oportunidad de tomar un café, en una mesa pegada a la ventana del local y mientras, allí sentados, pondríamos interés en ignorar a los que pasan huyendo de la lluvia, concentrados en nuestras corteses palabras y que éstas escondan un pícaro doble sentido.
Pero mis deseos no se cumplen, un sol radiante, agresivo e intenso me ciega, tanto que he tenido que echar las persianas de la oficina y tú sigues ahí, sin paraguas, sin saber que mi idea es olvidarlo por estar a tu lado aunque ni siquiera sepas mi nombre... 

OTOÑO EN NY

Un pequeño y harapiento pequeño lleno de mocos le alargaba su sombrero mientras intentaba limpiarle el polvo ensuciándolo aún más...
- Su sombrero señor...
El desapacible viento casi le hace perder su sombrero en el río Hudson, y si sucediera, la policía vendría a organizar la búsqueda de un cadáver, siguiendo la rutina habitual y eso enfadaría mucho al jefe y a los chicos. Esos mal pagados pies planos, se empeñaban en hacer preguntas incómodas.
Sacó una moneda de su chaleco y se la dio al pequeño que corrió a la pequeña panadería, en ese mismo instante dejó de prestarle atención, sólo era uno de tantos, la misma mugre en distintos rostros de ojos vacíos.
Se apresuró al club, a penas quedaban unos pasos y el viento le azotó de frente, subió los cuellos de su abrigo, bajó levemente la cabeza, alzó los hombros y con su enjoyada mano derecha se sujetó el maldito sombrero. Otoño en Nueva York...
Al abrir la puerta un fondo de jazz, humo, y el sonido de una botella de champaña al abrir le hizo temer algo más grave. De fondo murmullo de conversaciones de las que a veces es mejor no saber y en otras ocasiones es imprescindible conocer, si se quiere seguir respirando. Chocar de vasos y media luz.
Dejó su abrigo y su sombrero en el guardarropa a esa monada de ojos vivos de la que no recordaba el nombre pero si el crujir de su somier, ¡maldita sea! ¿cómo se llamaba?....
- Toma nena, después vengo por él...
Le quemaba en la punta de la lengua decirle...y por ti, pero ya no...ahora le parecía vulgar, demasiado corriente, ¡por amor de Dios, ni siquiera sabía insinuarse con la adecuada mezcla de elegancia y lujuria! Era comida fácil a la que echar mano los días de hambre.
Bajó las escaleras y la vió, allí estaba, sensual, sutil y bella. Su vestido se le pegaba a la piel y en el escote jadeaba su voz. Cantaba en un susurro aferrada al micro con los ojos entornados y ausentes en un baile erótico para sus ojos.
Sentado en su mesa la copa consiguió quitarle la sequedad de la boca y pudo volver a respirar, y con ese primer aliento prendió un cigarro mientras resbalaba suavemente en la silla, la oscuridad le permitía observarla y se felicitó: era suya. No era una corista cualquiera, esa preciosidad tenía alma, era inteligente y fiera cuando debía serlo, sus ojos no lloraban en público salvo que las lágrimas fueran un cheque al portador y jamás se le conoció suplicando a un hombre ¡quién se lo iba a decir! Esa muñeca le hacía sentar la cabeza cuando más la estaba perdiendo.
Alguno de los parroquianos se atrevieron a dar un maldito consejo que nadie les había pedido..."Cuidado chico, te hará sangrar lágrimas, te dejará sin un centavo. Es una mujer que te roba el alma y el coche. No te compliques hijo, hay miles como ella" Él apretaba las mandíbulas y alguna que otra vez se echó la mano al costado buscando defenderla con fuego...¡miles como ellas! malditos borrachos.
Esperaba atento que terminara y en el descanso le entregaría por fin el anillo que había buscado esta mañana, ni siquiera esperaba una respuesta, pero lo traía para ella en una cajita de terciopelo llena de tierra para su propio sepulcro.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

SENTIMIENTO BLANCO

El fútbol ya no es cosa de hombres.
Por mucho que algunos aún no se enteren, las mujeres no tienen nada atrofiado en la cabeza, ni son incapaces de entender un fuera de juego. Ser mujer no te hace inútil para entender el balompié, ni tampoco es obligatorio que un señor, por el hecho de serlo, sea un apasionado del fútbol, las motos y sepa arreglar un coche.
No sólo hay periodistas deportivas con mayor o menor fortuna, es que las mujeres saben, entienden y discuten de fútbol como cualquiera. Corrijo: sabemos, entendemos y discutimos de fútbol como cualquiera. Y no es cosa de dos o tres raras, tampoco tiene nada que ver con nuestra sexualidad, ni nuestra manera de vestir.
No lo he contado nunca pero la noche que conocí a mi marido, lo primero que hizo fue hablarme de fútbol le contesté "valdanamente" (noviembre del 97) que el centro del campo no estaba documentado, y entonces, me preguntó: "¿De que equipo eres?" y le contesté: "Del Real Madrid, por supuesto", entonces atrevido y envalentonado por la media hora que llevábamos hablando (una eternidad) me dijo: "Cásate conmigo" Yo le contesté que de acuerdo .... algo menos de dos años más tarde nos estábamos casando.
Viví con emoción e intensidad la séptima, creo que la que más, la octava y la novena Copa de Europa. Los títulos los he celebrado con alegría y he sufrido cuando ha habido partidos menos buenos o injusticias garrafales.
La primera palabra de mi hija mayor fue corear a los cinco meses a su padre, un gol, el 25 de Agosto de 2001, nada más y nada menos que de Zinedine Zidanne. Niña que siendo niña, mujer, fémina, le gusta el fútbol y es del Real Madrid, claro, y cuando la llevamos al tour Bernabéu con dos años, miró a su padre y le dijo "Mira como corro la banda papi", no levantaba una cuarta del suelo ... y nos aplaudió el respetable por criar a una niña con tan buenas maneras.
Sentimiento madridista a parte, también veo otros partidos de fútbol porque me gusta y otros deportes y aunque algunos vivan aún con la minifalda de Manolo Escobar, ¡incluso opino!.
Me recuerdo con mi hija mayor, frente a una pantalla gigante, no hace mucho, con la bandera de España al cuello chillándole a aquel mastuerzo holandés que decidió emular a un karateca con Xabi Alonso. Y luego celebrarlo, juntas, dos mujeres, ¿cuál es el problema?. No comprendo como aún hay personas que no aceptan que a las mujeres nos puede gustar el fútbol, el boxeo o el rugby y no somos por eso menos mujer. Discutir con ese tipo de personas es una batalla perdida que cada vez me aburre más pelear.
El fútbol, como tantas otras cosas, es sentimientos y pasión y eso no va en el cromosoma "Y", no tiene sexo. No es fácil de explicar.


De las cosas que más me han emocionado y donde más me he visto reflejada últimamente es en este vídeo de Luis Calles (@LuisCalles9) con la colaboración de otros aficionados forofos, mujeres y hombres, sentimentales todos, con un bello recuerdo a un amigo y dos grandes, Arbeloa y Diego López, entre sus filas.
 

martes, 17 de septiembre de 2013

BLANCO, JAZZ Y NEGRO

De la misma manera que no puedo evitar desconfiar de las personas que constantemente te dicen que son felicísimas, venga a cuento o no, me cuesta entender que alguien se aburra. Y aún menos en los tiempos que corren.
A mi me faltan horas en el día para poder abarcar todas las cosas que quisiera hacer, que tengo pendientes o en las que me gusta ocupar el tiempo libre. Gracias a internet, a golpe de click...tengo todo -o casi todo- lo que me apasiona a mi: leer, informarme, planear viajes y descubrir lugares y hoteles, escuchar música, ver vídeos de cocina, escribir...y también buscar fotografías.
Me parece un arte glorioso el captar una imagen y un momento dado de alguien o de algún lugar. Reconozco que me gustan las fotos sin retocar o que lo están poco y prefiero retratos de personas que fotografías de animales. Me apasiona la foto en blanco y negro.
En estos días he estado recuperando el hobby de buscar fotografía del dulce y viejo Hollywood. Aúno mi pasión por el cine clásico, los años cuarenta y cincuenta, la instantánea bicolor sin filtros, el glamour de entonces, las joyas y la moda, los peinados... Disfruto cada una de esas imágenes lamentando un estilo de vida que ya no está y que seguramente yo no hubiera podido alcanzar aunque hubiera nacido entonces e incluso si hubiera nacido allí. Por aquellos días llegaban pocas actrices a ser grandes estrellas y era la época en la que hacían contratos con las grandes productoras, y la verdad, es que yo nunca quise, ni quiero, ser actriz, pero esa alta costura, esos rostros perfectos y esa vida entre el lujo, las copas y la interpretación, no tengo más remedio que envidiarla, y vivirla ahora, en este momento y en este siglo.
Mientras suena el jazz en la voz de Julie London susurrando "The more I see you" en mi ordenador, imagino un club tenue en el que las parejas bailan rodeados de orquesta, humo y efluvios de perfume mezclado con whiskey, donde las estolas de piel y las joyas pasan inadvertidas por lo común, las mujeres tienen caprichosas pitilleras y los hombres elegantes encendedores solícitos a cualquier necesidad femenina y al mismo tiempo imagino en una de las mesas reservadas, a Frank Sinatra y Ava Gardner ríendo, como en la última foto que busqué de ellos y contemplo al animal más bello del mundo y a la voz, juntas, y quisiera ser el amable fotógrafo que inmortalizó esas sonrisas quizás justo antes de una de esas terribles discusiones que protagonizaban los dos...agrandando la leyenda puede que quizás sólo para volver a tenerse con más intensidad...

 
 
 

lunes, 16 de septiembre de 2013

CURRICULUM VACÍO

Siempre había mirado con cierta lástima esa mujer que se sienta sola en una mesa de la cafetería y se abstrae en el movimiento de la cucharilla. No es la mujer atareada, ocupada en mil menesteres que le hacen entrever una vida llena de emociones y personas. Esa mujer que hace tiempo en el calor del café servido para no llegar a la soledad de su casa.
Durante una época de su vida fue incapaz de comprender que alguien fuera solo al cine, sin más compañía que un paquete de palomitas o una estilizada botella de agua.
Se acostumbró a que sus pasos siempre tuvieran el eco de otros a su lado, y hasta cuando caminaba sola a alguna tarea, se sentía acompañada pues el camino siempre le llevaba de vuelta a un hogar.
Había cerrado puertas para abrir ventanas y guardado en el último cajón de la cómoda sus preferencias y necesidades para priorizar las de los demás, sin dramas, con la naturalidad que se guarda la ropa de invierno cuando suben las temperaturas.
Y un día se dió cuenta que no tenía donde ir, si las cosas cambiaban, si el suelo firme que con dedicación limpiaba se le hundía, no tenía capacidad de reacción.
¿Dónde podría ir sin más curriculum que manos dedicadas a la limpieza del hogar, las caricias para los hijos, y sin más puntos que los que le dieron en el centro de salud el día que se le estalló la sopera de la vajilla buena?¿Cómo enfrentarse al mundo real si ella se acostumbró a vivir arrimando el hombro en la vida de los suyos?
Cuando el punto de vista de una mujer solo puede ser el techo de la habitación donde duerme en las noches en vela, se pierde mucha perspectiva.
Había vivido feliz en la inconsciencia de la lucha diaria y nunca se había planteado nada más, pero hoy había sido capaz de comprender que aunque siempre había creído que era un pilar fuerte, el centro de un todo, en realidad era quien más tenía que perder. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

ESTRELLAS FUGACES

Hubo un tiempo en el que las noches de nubes, permitían jugar al escondite con la luna y hacía soñar con la silueta del castillo del conde Drácula. Esas noches nubladas privaban de la diversión de unir con una línea imaginaria, los puntos celestiales que son las estrellas. Eso era antes, cuando dejaron de verse las estrellas en las ciudades perdimos la oportunidad de buscar una fugaz a la que pedirle un deseo. De ahí que los niños de asfalto le pedimos deseos a los aviones.
Claro que cada vez nos volvemos más reacios a creer en la suerte, descreídos de la magia de los deseos y pragmáticos en el día a día, acabamos rompiendo la infancia antes de tiempo y sin embargo al mismo tiempo somos adultos infantilizados reacios a asumir responsabilidades, consecuencias de nuestros actos y decisiones.
Si ahora fuera entonces pediría muy fuerte el deseo de que la infancia fuera una transición suave y lenta de aprender valores que tejieran nuestra vida de adulto sin encorsetarla ni dispersarse, con el sentido común que antes había, que se pudiera jugar con menos juguetes y más fantasía, que los libros fueran un deseo y no una obligación y además se usaran como la puerta que enseña y divierte porque los niños son niños pero no tontos, y pediría que el respeto a los demás no fuera ni inexistente ni por imposición ni temor.
Pediría sin duda que ningún niño sufriera, nunca, y que siempre tengan esa capacidad de asombro por todo, con la luz clara que desprenden sus ojos entusiasmados y que la sonrisa sea siempre la mejor respuesta .
Pondré esta noche mucho interés asomada a mi ventana por si conversando con la luna nos interrumpe una estrella fugaz.

sábado, 14 de septiembre de 2013

MANTEQUILLA DE CACAHUETE

Nunca he tenido problemas con el "imperialismo norteamericano", soy de una generación que no traía resquemores pasados ni tampoco superioridades.
Me he criado con su cine, su música y sus series de televisión. Sin problemas. Lo mismo aprendíamos que había un barrio que se llamaba Bel Air que era de ricos y famosos, que queríamos ser alumnos de Top Gun. Confiábamos en que existieran grupos en paralelo a la justicia con coches que hablaban o locos al volante de furgonetas negras con una raya roja.
Conforme se va creciendo y se deja de vivir pensando que en California todas las mujeres son espectaculares o que todo el mundo se enamora en Nueva York, se puede ir variando la opinión, sin duda, pero creo que en rasgos generales, la mayoría no deja de tener un conocimiento audiovisual y una indiferencia pasiva, salvo cuando suceden grandes eventos como la gala de los Oscars, la Super Bowl o alguna tragedia.
Las generaciones más jóvenes están asumiendo que USA suele ser el dueño de la red, de los video juegos, del cine y de la música. Han interiorizado como propio muchos de los roles, comidas y costumbres norteamericanas que jamás se han dado aquí. Y muchos padres han sucumbido con ellos.
Empezamos celebrando Halloween, entre otras cosas supongo que porque la gente ya no se entierra en los cementerios, el cambio a la cremación y a esparcir las cenizas ha llevado a que ese festivo quede para muchos en un impasse. Mis hijas ha llegado a celebrar en el colegio Acción de Gracias, que a mi personalmente me parece una fiesta bonita, ya decía desde hace mucho tiempo el refranero castellano, que es de bien nacido ser agradecido.
Pero vamos a más, mi hija mayor antes de pasar al Instituto ha hecho una fiesta -a petición de un gran conjunto de padres-  de graduación de primaria a lo yankie, en el gimnasio, con música y padres vigilantes, sin reina del baile ni ramillete, a Dios gracias. Una especie de remake, sin ponche y con tortilla de patatas.
Se que muchos de nuestros hijos darían algo por tener una taquilla en los pasillos del instituto y por disfrutar de aquellos laboratorios, o pertenecer al equipo de animadoras o de baloncesto, incluso montar grandes obras con los talleres de teatro, Shakespeare incluido. De esto también hizo mi hija. En fin, lo que sale en las películas americanas.
Pero como decía va más allá, ya hay en España bodas temáticas, damas de honor en el cortejo de las novias, despedidas de solteros (ni pensar quiero en EuroVegas y su vertiente festivalera) en limousina rosa o de Hammer.... etc
Estaría bien que ya que estamos copiando tanto, que remedáramos el sentido de comunidad, de respeto a los símbolos, de orgullo de su nación, de su bandera o de su ejército. No estaría mal que valoráramos que ellos siempre apuestan por los mejores, ya sea en investigación científica o médica, o en lo social. Que defienden la cultura del esfuerzo y mucho menos las de las subvenciones.
Y sería redondo si puestos a imitar, imitáramos que los partidos políticos se auto financian, y que cada uno de los congresistas emite su voto, sin disciplina de partido. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

TIERRA SOÑADA POR MI

Siento los nervios en el estómago como una adolescente aferrada a un mensaje de su teléfono móvil, estoy inquieta como un niño la noche de Reyes y a ratos diría que se me acelera hasta el pulso.
Cuento los días deseando poder contar horas y disfruto de todos los preparativos que tengo que hacer para poder verte. Ansiosa como una primeriza enamorada espero por fin tenerte a mis pies, para postrarme a los tuyos, Granada.
En pocos días volveré a estar en la tierra que fortuitamente me vió nacer pero que adoro, a la que tuve la suerte de volver muchas veces como turista, como estudiante y como madre de familia durante unos maravillosos cinco años.
La echo de menos; a esa ciudad de atardeceres pintados que un presidente de Estados Unidos comprendió que eran más de lo que se podría encontrar en algún museo, por la belleza, lo efímero y la constante transformación hacia el azul noche...azul de azulejo de Alhambra. Me faltan palabras para ese palacio que nadie debe morir sin conocer porque por mucho que cuenten y digan, siempre será un relato incompleto. Esa ciudad cuna de poetas, de grandes músicos, de eternas leyendas.
Me falta su acento, su comida y sus cuestas, la silueta de la Sierra recogiendo sus calles y el cerro de San Miguel vigilante enfrente. Y el mirador de San Nicolás.
Daría lo que fuera por volver a sentarme en el Triunfo, a los pies de ese Hospital Real de escudo bicefálico, donde disfruté de su recogimiento y su acogedora biblioteca, y caminando por la Gran Vía quiero ir  a comerme una hallulla a López Mezquita y a pasear por la Alcaicería disfrutando de sus escaparates y de las caras de los turistas asombrados y que calle Zacatín me lleve a la plaza Bib- Rambla. ¿Hay algo más evocador que una plaza de ese nombre pegada a la Catedral donde reposan esos católicos que lo fueron, además de Reyes?
Necesito ir al Paseo de los Tristes, que no se sabe qué es más bonito, si el Paseo o el nombre, y subir la cuesta Gomérez, y pasear por el Realejo que fue mi segunda casa buscando el olor de los luthiers, y la sombra de los cármenes en los que soñé vivir.
Quiero un helado de Los Italianos y un plato de migas, quiero habas con jamón y piononos. Quiero disfrutar de esa "mala follá" que no es más que prudencia y algo de sequedad, porque eso si, cuando tienes un amigo en Granada, es para toda la vida.
Entiendo que Boabdil el Chico llorará por perderla y es cierto que no debe haber nada peor que ser ciego en Granada, aunque no le va a la zaga haberla vivido, disfrutado y tenido, y ahora...echarla de menos.
Pero "vuelvo a Granada", no será mucho tiempo, pero ese aire de cumbres nevadas me dará aliento hasta la próxima vez porque para mi, cuando la dejo atrás, sólo puedo murmurarle ...hasta pronto.

jueves, 12 de septiembre de 2013

GENTE BUENA, BUENA GENTE

Es un hecho que podemos definirnos con algunos adjetivos, pinceladas de nosotros con pocas palabras. Podemos dar un perfil de nuestra personalidad, gustos y aficiones, tendencias políticas y religiosas en a penas ocho o nueve características. Mucha culpa, supongo, tendrá habernos hecho perfiles en las redes sociales donde nos piden una bio, ni siquiera escribimos ya biografía, y nos dejan un espacio pequeñito con limitación de caracteres.
En mi perfil de twitter se puede saber más o menos como soy, por supuesto que no me va a conocer nadie a fondo con lo que pongo, y mucho menos va a ser definitivo lo que escriba...y siempre hay perjuicios.
Seguramente quien sepa que soy madridista, pues puede tener una base de resquemor si es culé, o piense que soy una imperialista nacional...y nada más lejos de eso, ahora bien, madridista si, hasta la médula.
Nacer, nacemos sin perjuicios, cuando mi hija mayor tendría poco más de un año, jugaba en el parque con un niño muy muy negrito, de su edad, jugaron un par de horas, y luego, de vuelta a casa, le preguntamos..."¿Rocío cómo era ese amigo tuyo?" Y nos dijo: "divertido y con el pelo rizado"
Luego surgen no se muy bien por qué pero creo, y me puedo equivocar, que los perjuicios son algo que en principio se va difuminando con la edad, dejas de encasillar a la gente, aunque todos tengamos nuestros distintos apartados y en condiciones normales, a todas las personas se le da una oportunidad, sin tener en cuenta edad, religión, color, forma de vestir, de pensar, o de vivir.
Mi madre me enseñó no solo a respetar a todo el mundo, sino a tener claro que de todas las personas se puede aprender, y que cualquier forma de vida, aunque me choque o no la comparta, tiene que ser aceptada en la sociedad siempre y cuando no cause perjuicios a la comunidad, es cuestión de estar en unas ciertas normas de convivencia generales y fáciles de seguir, aunque siempre existan mastuerzos que se dediquen a fastidiar a los demás, y para eso se supone que existen unas leyes que nos protegen.
Obsérvese por el lector - me encanta esta frase tan de libro de postguerra -, que escribo con todas las condicionales porque me resulta osado pluralizar. Aun así, creo que individualizando puedo atreverme a generalizar que la mayoría somos buena gente, personas que aunque pensemos distinto sabemos hablar, tolerar y respetar a los otros...e incluso callar, que a veces también es útil siempre y cuando sea un silencio poco importante y recíproco.
Y es que hay más buenos que malos...sólo que los malos hacen más ruido.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

ESTE ES UN MUNDO...

Este es el mundo en el que una niña de ocho años, yemení, muere en su noche de bodas, por las heridas sufridas por la violación de su marido. Que por mucho que sea su marido, es violación.
Este es el mundo donde Malala sufre amenazas de muerte y casi muere por defender desde sus doce años, el derecho a que las niñas de su país vayan al colegio.
Este es el mundo donde se llevan a los niños a manifestaciones cruentas para mostrar al mundo como el contrario mata a los niños. Y donde los niños pueden ser niños refugiados y viven un horrible presente con un inexistente futuro.
Este es el mundo donde niños suben a motos a dejarse la vida en un circuito si hace falta, pero como da dinero no importa. O al fútbol, o la gimnasia rítmica, o el deporte que sea, mientras papá se frota las manos y negocia la ficha de su hijo.
Este es el mundo donde una niña o un niño pueden ser utilizados como reclamo publicitario, como actores, como estrella de la canción y la interpretación sin que luego importe sus problemas de adaptación y maduración y que se conviertan sin a penas excepciones, en lamentables juguetes rotos exhibiéndose por distintos escenarios en una loca carrera hacia delante.
Este es el mundo donde los hijos son utilizados como arma arrojadiza entre adultos que son sus padres y a la vez sus manipuladores.
Este es el mundo donde hay niños que se suicidan.
Y podría seguir, pero he escrito mucho sobre esto, porque me puede y me supera que los adultos dejen a los niños sin su infancia, en función del dinero en el primer mundo, y de creencias en el llamado tercer mundo. Si es que hay primeros y terceros.
Existe una Declaración de los Derechos de los Niños, de la protección a la Infancia que se ultraja continuadamente mientras nosotros, desviamos la mirada.

martes, 10 de septiembre de 2013

EMPEZANDO

Ya no se hacían los días como los de antes.
Días en los que amanecía con el olor del desayuno y el chocar de la loza y anochecía con el calor del sol aún en la piel.
Esos días en los que las horas duraban más y la siesta de los mayores era el refugio de la imaginación, la maquinación de faraónicos juegos y la espera a que la digestión se hiciera.
Ya no formaba parte de su cuerpo el salitre, la arena que ni en la ducha se había despegado de sus pies, ni el cansancio de la batalla de bolas de arena.
Habían llegado pronto los uniformes a los centros comerciales, y sufrió un horror cuando su madre, previsora, se empeñaba en meter sus pies, acostumbrados a la libertad de una sandalia, en unos coartadores calcetines para comprar unos zapatos cerrados que le angustiaban y le apretaban hasta en la caja. ¡Hasta tuvo que probarse un jersey de manga larga!
Las libretas ya tenían su nombre, y aunque este año no estrenaba ni estuche ni mochila, su madre la había dejado limpia y reluciente, parecía casi nueva. Ya estaba todo preparado y vivió el momento de la desavenencia personal con ella misma; por un lado le aterraba pensar en los madrugones, las largas horas sentada, los deberes para casa... y por otro se sentía contenta de volver a ver a sus compañeros y hasta a sus profesores, pero...¡con lo bien que estaba ella a su ritmo de playa, lectura y juegos!
Tumbada en la cama notó algo parecido a los nervios, al miedo, a la añoranza...mañana vuelta al colegio, ya no había vuelta atrás, sabía que lo pasaría bien, en el fondo le gustaba, sólo es que a veces, costaba empezar.

lunes, 9 de septiembre de 2013

VACIOS DE PIEL DE GALLINA

Hay muchas cosas que me afectan emocionalmente en el día a día, unas de manera positiva y otras de manera negativa, como a cualquiera, no presumo de ser un ser especial, mas bien al contrario reivindico mi normalidad.
Soy de lágrima fácil, tanto para lo bueno como para malo, puedo emocionarme hasta el llanto con un libro, un anuncio, una película o una historia....generalmente si hay niños o personas mayores de por medio. Cuando algo me toca la fibra  desde un punto de vista negativo, me afecta hasta físicamente, no sólo por las lágrimas, que también, es un conjunto de sensaciones que me dejan fuera de juego, a veces sin capacidad de reacción, de entre todas éstas, lo que más, la desilusión.
Si algo o alguien me desilusiona, en ese momento noto un vacío en el estómago, como si fuera en caída libre, como en esas atracciones extremas de los parques que tanto me gustan, sólo que no grito, no me divierto, sólo tengo en el paladar un regusto amargo; y la piel se me pone de gallina con un frío interior que me congela hasta el alma. Y sí, también lloro, sobre todo si estoy sola.
Soy absolutamente pasional y racial en mis reacciones y reconozco que no siempre es una ventaja, más bien al contrario, aún así admito que la desilusión es la que más provoca en mí cambios de estado. A mi misma me digo que la culpa es mía porque realmente la expectativa la creamos nosotros mismos.
¿Hasta que punto es culpable una persona o una circunstancia de lo que tú esperas de ella? Incluso si alguien te promete la luna, tienes que saber o debes de ser consciente de que es un imposible, una metáfora del momento, una exageración o incluso un deseo real de ese astronauta ratero, pero ... irrealizable. 
Por eso, cuando se secan las lágrimas, me vuelve el pulso a su ritmo normal, y consigo analizar la situación con mayor o menor serenidad, me enfado conmigo misma...y me repito que no me va a volver a pasar, que no puede ser que con la edad que tengo - una señora edad - me ilusione como una cría y aún peor, reaccione de semejante manera si las cosas no suceden como había esperado.
Hasta ahora por lo general no lo consigo, y sigo confiando en las personas, e ilusionándome con casi todo...y ahora, en este instante, me pregunto si no merece la pena un mal rato ante una desilusión si a cambio puedo vivir intensamente la alegría de tantos otros buenos momentos.
Yo creo que si ¿no?

sábado, 7 de septiembre de 2013

NIEBLA SIN GAFAS

La vida sin gafas y sin lentillas es en mi caso la nebulosa londinense en mi horizonte.
El feliz estado de pseudoinconsciencia frente a la falta de visión debería tranquilizarme e incluso me debería permitir dejarme llevar por la distorsión de la realidad. Un momento casi psicotrópico sin gastos ni contraindicaciones, a priori.
Sin embargo, sin la nitidez que me procura mi óptico de cabecera siento miedo, me falta la costumbre de mirar, de ver. Temo no reaccionar a tiempo ante algún imprevisto o confundir las cosas importantes, y sin embargo, soy consciente de que si estoy un tiempo así, en mi cuasi ceguera ocasional, mi visión se va amoldando y mi recuerdo va intentando suplir de peor o mejor manera lo que mis ojos no me pueden aportar.
Mi costumbre es coger las gafas en cuanto abro los ojos y en ocasiones los cierro con ellas puestas. Esto provoca que algún alma cándida mucho menos necesitada del sueño o menos dormilona, me las quite...pero...entonces surge el horror, ahí si siento pánico. Mis gafas no están donde deberían, no las encuentro, ¡horror, sin gafas no encuentro mis gafas!, es cuando mi mente trabaja rápido hasta que consigo recordar e intuir lo último que ocurrió y buceo en la rutina del otro para saber donde estarán mis gafas antes de dar un solo paso sin mi esperanza en la certeza de la costumbre ajena.
Aunque ahora, sinceramente, a estas horas en las que mis ojos enfundados en prótesis favorecedoras y de color chocolate, me muestran el teclado de mi ordenador, me apetece cerrar los ojos...o quitarme las gafas, que viene a ser más o menos lo mismo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

MEDIAS TEJIDAS DE AYER

Nunca usaba medias de liga, o liguero, reconocía la belleza y podría comprender que para un encuentro especial formara parte de su atuendo, pero en su día a día tenía que reconocer que le suponían un engorro, una incomodidad amén de que se sentía insegura pensando que de un momento a otro se las encontraría en los tobillos, y seguro que en el momento más inoportuno.
Tampoco sabía ponerse las medias, panties, de pie, se sentaba siempre al filo de su cama, recordando como su abuela disponía de una pequeña calzadora en su dormitorio, y allí, además de ajustarse las medias - ella si usaba de liga-, se ponía sus zapatos.
Lo que si hacía, como un ritual más que una manía, era subirlas mucho...estirarlas bien, pegarlas como una segunda piel, como si pertenecieran elegantemente a su cuerpo; y es que recordaba la voz de su abuela: "las malas mujeres llevan las medias caídas". No es que lo pensara, pero siempre se acordaba de ella en ese momento.
La memoria emotiva, filosofaba, a fin de cuentas no está en los recuerdos materiales que atesoramos, no está en esa cajita donde está el primer par de zapatitos o los primeros pendientes. Quizás levemente está en las fotos, ese trozo de papel casi ya en desuso donde una sonrisa congelada en el tiempo evocaba un momento de un tiempo atrás. Pero al final, seguía razonando, los recuerdos de una vida son los que componen nuestros hábitos, los gestos aprendidos, las comidas repetidas, las letanías copiadas...ahí es donde están los momentos a rememorar, en lo intangible que nos despierta y nos trae al presente a una persona, a una circunstancia, a un todo.
Se incorporó a la vez que se enfundaba unos zapatos de tacón y cuando se miró en el espejo reconoció facciones heredadas, sonrió y suspiró, no sabía a que venía tanta filosofía matinal, debería preguntarse si le ocurría algo, pero decidió olvidarse de sí misma, no había tiempo y no era importante, seguramente sólo echaba terriblemente de menos a muchos, a todos, lo que formaron parte de su vida y habían hecho de ella quien era. Pero no, no era el momento ni de seguir filosofando ni de analizar sus teorías...aún había dos pequeños grandes recuerdos llenos de futuro a los que darles de desayunar.

jueves, 5 de septiembre de 2013

BESOS SANADORES

Se sentía tan pequeña como cuando se sentía tan mayor como lo era ahora. Necesitaba como nunca el acogedor lugar del abrazo de su madre y hasta anhelaba la mirada reprobadora de su estricta y elegante abuela. Es la paradoja de la vida, ser quien quieres, no otra persona, sólo ser tú pero en otro momento de tu vida...hasta cuando estaba encantada con ella misma. No era una mujer soberbia pero también era objetiva: con sus defectos y sus virtudes, el conjunto era más que aceptable.
Sus sueños de niñez tenía que ver con grandes empresas y negocios por el mundo, aeropuertos, maletas y una agitada vida de bussineswoman. Siempre quiso ser madre y jamás se planteó ser un ama de casa.  Ahora lo era, aunque mentalmente se etiquetaba como desempleada solamente para no tener la sensación de fracaso.
Entre sus sueños infantiles también algo muy usual para muchos pero no para ella: quería vivir en un piso, en un sitio con ascensor...ella nunca tuvo y le parecía algo cuasi de carrera espacial. Subía a muchos, claro, pero no era lo que ella esperaba. Al final lo consiguió, justo cuando comprendió que no era la opción mejor, tampoco la peor.
No había tenido una vida dramática, ni llena de traumas, no sabía si porque no los había vivido como algo doloroso o si porque realmente no lo había sido. Una vida llena de alegrías y sinsabores, momentos de paz y tranquilidad y temporadas de auténtico torbellino físico y emocional.
Se preguntaba a veces qué había que hacer, cómo habría que ser para pasar a ser una triunfadora, alguien especial y rompedor y después se ponía a si misma como ejemplo y se descubría como alguien demasiado celosa de su vida familiar, de su comodidad emocional y sentimental como para darlo todo por un sueño profesional.
Pero en días como hoy, en el que los pequeños problemas parecían inmensos y las grandes luchas algo infinito, necesitaba volver a ser pequeña, para que le acariciaran el pelo y le dijeran que no pasaba nada, que era una exagerada, que dejara de ser tan dramática, y con esa dulce regañina sentirse reconfortada y "curada", casi como con uno de esos besitos mágicos de madre que quitan las heridas.



miércoles, 4 de septiembre de 2013

VASOS DE VIDA

El otro día en medio de esa tormenta naútica que son las redes sociales leí una frase, lamento profundamente no recordar quien la ponía o por quien estaba firmada. Es algo que he reivindicado siempre y hasta me ha ofendido en ocasiones, las frases, los pensamientos, los vídeos o fotografías son parte de alguien, algo muy íntimo de otra persona, que comparte sí, pero que no deja de ser suyo. El ejemplo que me ha venido a la mente...y debería de hacérmelo mirar, lo sé, es el de una dentadura postiza: la gente puede admirar o comentar la sonrisa pero a nadie se le ocurriría (en términos normales de higiene) cogerla prestada.
La cuestión es que esa frase resumía en 140 caracteres: un tuit, vamos, lo que yo llevaba tiempo pensando y no conseguía "verbalizar" y menos en tan poco espacio de una manera tan precisa. Venía a decir que hay personas de las que ven el vaso medio vacío que además se empeñan en tirarte tu vaso medio lleno.
Acepto, respeto y tolero a las personas pesimistas, y digo pesimistas que es lo de siempre y no la estupidez (aquí no tengo tolerancia alguna) que se sacó un gurú de la chistera con el beneplácito y ovación de algunos fieles a estos gurús de la autoayuda, lo que ellos llaman "personas tóxicas". Yo me molesté en leer las distintas clases y tipologías de estas personas tóxicas, según estos señores, y puedo rebatir de un solo golpe cada una de ellas, o todas a la vez, me da igual, ya que todos por nuestra simple humanidad tenemos características que pueden incomodar al contrario. Yo odio que alguien silbe, me saca los nervios de quicio, si alguien lo hace es presuntamente tóxico para mi; si tiene esa costumbre, por mucho que yo le avise, inconscientemente lo hará, ¿es por eso una persona tóxica? No. No lo es.
Y por favor, que no venga nadie ahora con el caso de la mujer maltratada, eso no es una persona tóxica, eso es un delincuente.
Tonterías a parte es cierto que hay un modelo de pesimista que se esfuerza no sólo en mantener sus negatividades si no que también "apostolea" con sus teorías escépticas y derrotistas queriendo que tu ¿ingenua? positividad se vaya por el retrete. Está en su derecho, es algo molesto pero tampoco tiene que influir.
Es verdad que no están los tiempos para entelequias y también lo es que en el transcurso de los días y de los años, las personas se van recolocando y ajustando el traje de nuestro parecer y si es absolutamente cierto que nuestro vaso medio lleno puede vaciarse en algunos aspectos, no lo es menos que se puede llenar con otros en un cíclico devenir de agua, vasos y charcos...la vida misma.

martes, 3 de septiembre de 2013

VAQUEROS ESTRECHOS

Yo siempre quise tener unos vaqueros estrechos. Pero no unos pantalones de los que ahora se llaman "Slim fit", porque lo de pitillo no se admite con la nueva ley antitabaco. Me refiero a unos pantalones que fueran como fueran tuvieran una talla pequeña, estrechos de cadera.
Fui, soy y seré de cadera ancha, esto es como tener los ojos azules pero mucho menos atractivo y muchísimo menos agradable a la vista. Si no piensen en Paul Newman, anchito él y con los ojos marrones...¿a que pierde? Pues eso.
Lo de las caderas anchas estaba bien cuando era moneda de cambio para la dote o el trueque de cabras y camellos, porque presuntamente era signo de buena paridora. Entonces supongo que sería como un valor al alza o unos Manolo Blahnik, pero en la vida y en la época que me tocó vivir, las caderas anchas sólo tenían (y tienen) dos significados: gorda y culona.
Da igual que se critique a las modelos por ser escuálidas, no importa si algún ocurrente diga aquello de "así hay donde agarrar", aprovecho para decir que no tiene ninguna gracia. La verdad es que unas caderas anchas son inevitables.
De adolescente, y hasta un poco más crecidita, toda mi ilusión era limarme las caderas. La silicona mamaria hacía furor entre los sueños de las púberes pero yo sólo soñaba con quitarme los huesos de la cadera como otras se quitaron muelas o costillas.
Esos vaqueros estrechos eran para mi una meta, una utopía, y si malo era cuando la doctrina de la moda los proponía de tiro o talle alto -para que entraran las caderas, la cintura bailaba así que: te lo arreglaban o te apretabas en un cinturón cual lechuga (de las de antes, cuando sólo había de un tipo y venían con una cinta negra o goma pringosa amarrada)- peor fue cuando la dictadura del jeans optó por los vaqueros a la cadera, que si bien resolvían el problema anterior, el ancho  era superior y, por tanto, el tamaño de mi vaquero siempre era de mayor anchura.
Hubo un momento en mi vida en el que adelgacé mucho, rápido e insensatamente, y tuve unos vaqueros estrechos. Sólo fue en ese momento. Lo triste, o la moraleja, es que en aquel momento no era consciente de que lo eran, los veía tan anchos como siempre y me sentía más gorda que nunca.
Ahora ya no entro en esos vaqueros estrechos, que guardo con cariño, y no creo que lo vuelva a conseguir - ni a intentar-. Seguiré queriendo ser una niña (una mujer ya...) de vaqueros estrechos y lo soy porque aunque voy aprendiendo a gustarme, cuando me sueño, me sueño enfundada en unos flamantes vaqueros estrechos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

ANGUSTIA EN PLATA

Reposó suavemente las manos el regazo y el pequeño sobre resbaló por el tafetán de su vestido y cayó sin ruido alguno a la mullida alfombra. Pensó en incorporarse y recogerlo y sin embargo siguió con los ojos cerrados, la cabeza recostada en el alto respaldo y simplemente anotó en su memoria que tenía que volver a tenerlo en sus manos a la mayor brevedad.
La noticia, aunque se la hubieran traído en bandeja de plata, no dejaba de ser una preocupante comunicación.
Un suspiro de angustia le paralizó la respiración y la sostuvo ahí, dejando el aire en el pecho perfectamente encorsetado y con una desconcertante suavidad, lo fue expulsando.
El crepitar del fuego la acompañaba en el final de este agosto cálido durante las horas centrales del día pero frío mientras avanzaba la jornada y para ella, a estas horas helado, sin duda le iba recordando que el otoño llamaba a la puerta. Con el cambio de estación definitivamente volvería toda la alta sociedad a Londres dejando atrás las residencia de verano o los elegantes viajes por las costas de Europa, y cuando esto sucediera...¿cómo ocultar lo imposible?
  - Disculpe señora, ¿Le enciendo la luz?
Un breve gesto con la cabeza y un susurro de agradecimiento le hicieron abrir los ojos tras varios parpadeos algo ortopédicos. La había envuelto la oscuridad y no había sido consciente y ahora la luz parecía su conciencia.
El fuego fue convenientemente avivado y la tarjeta junto con su sobre volvieron a la bandeja de plata sin la más mínima curiosidad por parte de su viejo y fiel mayordomo que se fue sigiloso sin saber lo que aquella línea de tinta ocultaba.
Mientras él salía de la estancia tuvo una sonrisa dulce y triste hacia la persona más fiel de su vida, su impasible Alfred, qué sería de él si todo se descubría...
Giró leve y elegantemente la cabeza a la mesita del café y allí estaba el principio del fin. Inútilmente intentó recordar cuándo apareció esa bandeja para el correo en casa, siempre estuvo ahí, como los sillones confortables, las tostadas del desayuno y el saberse a salvo. Volvió a recordar el contenido de la misiva pues lo tenía grabado en la memoria y se estremeció.
Echaba de menos a su marido, le dejó en buena posición, no era una de esas viudas venidas a menos, no tuvieron hijos y sus sobrinos eran, por ahora, distantes con la fortuna que presumiblemente iban a recibir. Eran chicos cariñosos, eso era cierto, pero no podía acudir a ellos.
¡Ay, George, querido! Seguro que tú sabrías que hacer frente a tan burdo chantaje, tú sabrías como solucionarlo y que a la conservadora sociedad victoriana no le llegara ningún horrible rumor, por cierto que fuera, que lo era.
En eso no podía engañarse, era verdad, terriblemente cierto pero no podría soportar la cárcel o aún peor...el vacío social. Sucumbir al chantaje también es una opción, pero poco fiable. Sólo George sabría arreglarlo...se enfadó consigo misma
¡Demonios, George! ¿Por qué tuve que matarte?