martes, 29 de octubre de 2013

BUSCANDO ALMAS...CARITATIVAS

Hoy tenía muy clara la entrada que iba a escribir y he estado tentada de sucumbir a la alegría de ver que el blog ha alcanzado las catorce mil visitas, que eso para mi es algo soñado pero que nunca pensé que se pudiera materializar: gracias, gracias, gracias.
Como digo, tenía claro mi propósito de hoy porque ayer, viendo las noticias, me quedé perpleja y supongo que igual que yo muchos o quizás nos hemos acostumbrado ya a tanta información continua que ya no somos capaces de absorberla toda, no por torpes, si no por saturación. A mi me pilló espabilada o fui capaz de mantener mi atención durante esos dos momentos...esto es mucho más probable, sinceramente.
Durante el telediario, era la primera cadena, al medio día, salía una noticia de una pareja con dos hijos (los niños no salieron en imagen en ningún momento), una familia normal, de las que hay tantas que de repente se ven que uno pierde su puesto de trabajo...y después el otro...¿y ahora qué? La señora lloraba desconsolada porque no puede bañar a sus hijos todos los días, por el gasto de luz, gas y agua que conlleva, que dos veces a la semana y de manera muy rápida lo hacía, pero que llegaba el invierno y eran conscientes de que no podrían poner ni calefacción ni siquiera una estufa...Tarragona...enero en mi cabeza... Lo más doloroso, que ya hasta aquí es un drama, es que aunque había una asociación pidiendo un tipo determinado de ayuda para estos casos, el padre de familia pedía...¡mantas!
Recuerdo que cuando yo era pequeña sucedió algo en Polonia, creo, y mandamos muchas mantas y abrigos porque eran imprescindibles para el invierno crudo que se les acercaba y era un país sin margen para mantener vivos y calientes a los suyos...y ahora...veo esto...aquí.
Es cierto, y mi familia -gracias a Dios- no está en esa situación, que vas recortando, y mucho, de donde puedes y hasta de donde no puedes. Personalmente además de evitar la estufa cuidando que no entre aire, con las puertas cerraditas, etc. cuando llega el verano (vivo en Sevilla) también evito poner el aire acondicionado y hasta el ventilador porque la factura de luz se llevaría el presupuesto de otras partidas presupuestarias familiares: o comes o pasas calor.
Que no se me tache de exagerada porque eso está en la calle, lo veo y lo vivo en las onegés que compran bombonas de butano, pagan recibos de luz (lo que pueden) y hacen malabares con donativos, si los hay. Detrás de esos recibos puede haber niños, ancianos, enfermos, que no se nos endurezca el corazón...aunque quede poco para las Navidades que solemos ser más generosos, noviembre es largo...si podéis, no os rebeléis a la solidaridad.
Pues bien, terminando el telediario, en ese final que casi parece un magazine, salen los de la SGAE que solicitan más subvenciones porque la gente va menos al cine o al teatro...¿en que mundo viven? ¡Más dinero! Me indigné tanto que me faltó poco para ponerme directamente en contacto con ellos... pero luego sé que me topo con una pared. Supongo que son plenamente conscientes de que si ajustan los precios la gente consume su producto, lo han comprobado hace poco, que no tienen que ganar todos tanto dinero, que sí, que la cultura es necesaria pero a los cadáveres no les interesa mucho la cartelera.

4 comentarios:

  1. Joder y perdona la expresión!! Juro que he tenido tu misma sensación cuando lo he oído!!!

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  2. Pero como me gusta lo que escribes, todavía hay gente que está de espaldas a la realidad.

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    1. Los que están de espaldas a la realidad es porque la realidad no les ha llegado aún, ojalá que no les llegue porque entonces ya seriamos demasiados los que nos habríamos quedado en el camino.

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  3. Rocío, hace tiempo que dejé de ver las noticias ya que no quiero que se me envenene la sangre, es mas lo encuentro nocivo para la salud. Antes no me perdía los informativos pero ahora los considero vomitivos.
    Que nadie piense que así le vuelvo la espalda a la realidad y por tanto no colaboro con los mas necesitados, porque yo pertenezco a ese grupo que no tiene nada que dar. Y no me da vergüenza confesarlo porque yo no soy la culpable de mi situación, sino los canallas que nos engañan y nos roban impunemente.

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