lunes, 9 de septiembre de 2013

VACIOS DE PIEL DE GALLINA

Hay muchas cosas que me afectan emocionalmente en el día a día, unas de manera positiva y otras de manera negativa, como a cualquiera, no presumo de ser un ser especial, mas bien al contrario reivindico mi normalidad.
Soy de lágrima fácil, tanto para lo bueno como para malo, puedo emocionarme hasta el llanto con un libro, un anuncio, una película o una historia....generalmente si hay niños o personas mayores de por medio. Cuando algo me toca la fibra  desde un punto de vista negativo, me afecta hasta físicamente, no sólo por las lágrimas, que también, es un conjunto de sensaciones que me dejan fuera de juego, a veces sin capacidad de reacción, de entre todas éstas, lo que más, la desilusión.
Si algo o alguien me desilusiona, en ese momento noto un vacío en el estómago, como si fuera en caída libre, como en esas atracciones extremas de los parques que tanto me gustan, sólo que no grito, no me divierto, sólo tengo en el paladar un regusto amargo; y la piel se me pone de gallina con un frío interior que me congela hasta el alma. Y sí, también lloro, sobre todo si estoy sola.
Soy absolutamente pasional y racial en mis reacciones y reconozco que no siempre es una ventaja, más bien al contrario, aún así admito que la desilusión es la que más provoca en mí cambios de estado. A mi misma me digo que la culpa es mía porque realmente la expectativa la creamos nosotros mismos.
¿Hasta que punto es culpable una persona o una circunstancia de lo que tú esperas de ella? Incluso si alguien te promete la luna, tienes que saber o debes de ser consciente de que es un imposible, una metáfora del momento, una exageración o incluso un deseo real de ese astronauta ratero, pero ... irrealizable. 
Por eso, cuando se secan las lágrimas, me vuelve el pulso a su ritmo normal, y consigo analizar la situación con mayor o menor serenidad, me enfado conmigo misma...y me repito que no me va a volver a pasar, que no puede ser que con la edad que tengo - una señora edad - me ilusione como una cría y aún peor, reaccione de semejante manera si las cosas no suceden como había esperado.
Hasta ahora por lo general no lo consigo, y sigo confiando en las personas, e ilusionándome con casi todo...y ahora, en este instante, me pregunto si no merece la pena un mal rato ante una desilusión si a cambio puedo vivir intensamente la alegría de tantos otros buenos momentos.
Yo creo que si ¿no?

1 comentario:

  1. Me has tocado la fibra amiga, hay aquí tanta similitud con lo que me pasa a mí...
    Tú dices que a tu edad, tu no eres una señora de edad, eres una mujer joven, pero yo a mis años que me ilusione como una cría si tiene delito, y me pasa una y otra vez, y no aprendo. siempre estoy patinando sobre cáscaras de plátano, hasta que me rompa la crisma y me entere de una p. vez que no debo ilusionarme mas con nada porque la desilusión hace estragos en mí.
    Tu pregunta final, no sé que contestarte, mis buenos momentos se acaban chata, cada vez son menos por eso es mejor que te responda otra persona.
    Gracias por contar tus sentimientos. Un beso

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