sábado, 28 de septiembre de 2013

CORTARSE LAS MANOS

Le quemaban las palabras en la punta de los dedos...pero no se atrevía a teclearlas. Las nuevas tecnologías habían precipitado los acontecimientos...y eso no siempre era una buena idea.
Tiempo atrás, cuando alguien se sentaba delante de una papel de carta, -"recado de escribir" que se decía- se pensaban más las frases, se releían una y mil veces, y a veces, cuando había que repetir la epístola, el lastre que se había soltado vía papel, servía para descartar la idea y dejar que las ideas se enfriaran. Si la carta, salía redonda, con las palabras justas y el sentimiento (bueno o malo) bien plasmado, aún quedaba el reposo de la carta en el bolso, que permitía arrepentirse, cortarla a trocitos, quemarla en un cenicero, echarla al mar...pero ahora, la cuestión a tratar era inmediata, así que no servía de desahogo salvo que en un acto de emociones controladas, fueras capaz de guardarlo en "Borradores".
Tan valiente para escribirla, pensarla, e incluso sentirla...y tan cobarde para mandarla.
Luego estaba el momento de "Enviar"...sudor frío y arrepentimiento inmediato, releer deprisa, con el corazón en las sienes y el pánico en el estómago. Las preguntas amontonadas y el deseo de que por fin los errores de Windows sirvieran para algo...que tampoco se puede ir a esos buzones a interceptar la carta.
Así estaba ella, con las palabras en la mano, la frase contundente en la cabeza e incapaz de dar el paso, con un autocontrol desconocido...¿Cómo decirle que le echaba de menos? ¿Cómo atreverse a decirle que le dolía pensarle en brazos de otra? ¿Con que derecho podía decirle que se encontraba así? Ella tenía la culpa de lo que sucedía ... o de lo que no sucedía...y sin embargo...
Mejor no hacer nada, a veces el silencio no trae consecuencias...

(A esa "miamiga", por esos ratitos...)




1 comentario:

  1. con lágrimas en los ojos por esto y tantas cosas, gracias
    Miamiga
    la canción muy bien elegida

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