jueves, 12 de septiembre de 2013

GENTE BUENA, BUENA GENTE

Es un hecho que podemos definirnos con algunos adjetivos, pinceladas de nosotros con pocas palabras. Podemos dar un perfil de nuestra personalidad, gustos y aficiones, tendencias políticas y religiosas en a penas ocho o nueve características. Mucha culpa, supongo, tendrá habernos hecho perfiles en las redes sociales donde nos piden una bio, ni siquiera escribimos ya biografía, y nos dejan un espacio pequeñito con limitación de caracteres.
En mi perfil de twitter se puede saber más o menos como soy, por supuesto que no me va a conocer nadie a fondo con lo que pongo, y mucho menos va a ser definitivo lo que escriba...y siempre hay perjuicios.
Seguramente quien sepa que soy madridista, pues puede tener una base de resquemor si es culé, o piense que soy una imperialista nacional...y nada más lejos de eso, ahora bien, madridista si, hasta la médula.
Nacer, nacemos sin perjuicios, cuando mi hija mayor tendría poco más de un año, jugaba en el parque con un niño muy muy negrito, de su edad, jugaron un par de horas, y luego, de vuelta a casa, le preguntamos..."¿Rocío cómo era ese amigo tuyo?" Y nos dijo: "divertido y con el pelo rizado"
Luego surgen no se muy bien por qué pero creo, y me puedo equivocar, que los perjuicios son algo que en principio se va difuminando con la edad, dejas de encasillar a la gente, aunque todos tengamos nuestros distintos apartados y en condiciones normales, a todas las personas se le da una oportunidad, sin tener en cuenta edad, religión, color, forma de vestir, de pensar, o de vivir.
Mi madre me enseñó no solo a respetar a todo el mundo, sino a tener claro que de todas las personas se puede aprender, y que cualquier forma de vida, aunque me choque o no la comparta, tiene que ser aceptada en la sociedad siempre y cuando no cause perjuicios a la comunidad, es cuestión de estar en unas ciertas normas de convivencia generales y fáciles de seguir, aunque siempre existan mastuerzos que se dediquen a fastidiar a los demás, y para eso se supone que existen unas leyes que nos protegen.
Obsérvese por el lector - me encanta esta frase tan de libro de postguerra -, que escribo con todas las condicionales porque me resulta osado pluralizar. Aun así, creo que individualizando puedo atreverme a generalizar que la mayoría somos buena gente, personas que aunque pensemos distinto sabemos hablar, tolerar y respetar a los otros...e incluso callar, que a veces también es útil siempre y cuando sea un silencio poco importante y recíproco.
Y es que hay más buenos que malos...sólo que los malos hacen más ruido.

2 comentarios:

  1. Eso mismo pensé yo durante muchos años,pero fíjate que despues de tanto tiempo y a mis años,empiezo a tener mis dudas...Gracias,Rocío.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo contigo, yo siempre trato de ver la cara buena de las personas, me imagino que detrás de que te hagan una trastada, algún desaire o incluso una ofensa, tiene que haber un problema oculto que les haga actuar así, pero prefiero creer que en el fondo tienen buenos sentimientos. Aunque me he llevado muchos desengaños en mi vida con algunas personas, vale la pena como tú dices darles a cada uno su oportunidad.

    ResponderEliminar