jueves, 5 de diciembre de 2013

DÍAS DE VINO, SANGRE, ROSAS Y LÁGRIMAS.

Entre las cosas que se suelen decir desde el poso que es la sabiduría popular es que de "una boda sale otra boda" y que "de las tragedias nacen los niños". No entraría yo mucho en honduras porque los tiempos han cambiado pero es cierto que antes la mejor manera de socializar con alguien "forastero" era en eventos como las bodas o viajes a ver a la familia; y cuando era incluso alguien conocido o del pueblo, con la alegría, la copita y el baile ¿quién no le daba una oportunidad a conocer a ese individuo vestido con las mejores galas del sexo contrario? Tampoco hay que renegar que cuando algo duele mucho, cuando el mundo se hunde, el amor -no voy a analizar si es sexo, amor o las dos cosas- te salva, el punto de desconexión absolutamente hormonal y mental que en otros tiempo solía ser signo de embarazo y hasta hoy en día...
Al final la vida no viene a ser más que un equilibrio entre las cosas buenas y las malas, entre las alegrías y las penas, los días de vino y rosas o de sangre, sudor y lágrimas. En ocasiones, esos dicotómicos momentos se entrelazan y mientras sufres y lloras sucede algo que es un rayo de esperanza, que brilla y calienta más que nunca porque en medio de la desolación una flor es más que protagonista...Y entonces se crea una situación que personalmente me desasosiega mucho, ese algo ilusiona y crea en el ánimo un estado similar a la felicidad, si no es ésta al completo, pero a la vez sabes que hay dolor a tu alrededor y que hasta ese instante lumínico y alegre sólo había lágrimas y te sientes mal por estar o haber estado contenta.
Lo que ocurre, por lo general, es que no hay mucho tiempo para pararse a analizar las cosas, llega arrasando el día a día, la cotidianeidad o lo extraordinario y las reflexiones se echan a un lado para continuar viviendo, pero esa inquietud queda adherida al alma.
Supongo que la solución es revestirse de ese presupuesto sentido de lo cartesiano que tienen los germanos y hacer parcelas con la emoción. Disfrutar como nunca de lo bueno y tener templanza cuando vienen "revirás" (que se dice en mi tierra), aunque la verdad es que esto no debe ser nada fácil, mi sangre sureña por lo menos, no sabe hacerlo.

2 comentarios:

  1. ..."y que hasta ese instante lumínico y alegre sólo había lágrimas y te sientes mal por estar o haber estado contenta."

    Nunca que te venga una chispa de alegría por alguna razón y te haga reír, te lo reproches porque estés pasando por un momento de dolor. Eso es luchar contra los sentimientos y no es natural, hay que dejarlos aflorar, hay que entremezclar las lágrimas con las risas sin censurarse.
    Consejo de alguien que ha vivido y sufrido de todo!!
    Muy bonito Rocío.

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  2. Yo me apunto al consejo de Mari Carmen.

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