Queda
un mes para Navidad, para que Chencho se pierda en la Plaza Mayor de
Madrid, lloremos pensando que ¡Bello es vivir!, echemos de menos a
los que ya no están y miremos con envidia a los agraciados por el
sorteo de la Lotería Nacional, aunque este año el señor Montoro,
de profesión sus ministerios, nos regala -con su particular sentido
del humor- que gastemos menos en envidia, y así cuando las
televisiones acudan a las administraciones premiadas, y veamos saltar
a esos ciudadanos llenos de suerte y cava en vaso de plástico
pensemos..."Ya vendrá Hacienda con las rebajas".
La
familia, en esos días, se une a veces con alegría y otras con
cierto compromiso, pero al final suele quedar un buen sabor de boca o
resaca, en ambos casos el resultado es entre analgésico emocional y
prometedor: sólo puede ir a mejor. En estos años de ajustes,
nos entra un moderado ataque de consumismo para obsequios pero no
perdemos la ilusión de conseguir que la tensión arterial y los
niveles de colesterol se nos disparen y no de cualquier manera, lo
hacemos sólo a costa de horas de cocina con esos olores que se
mezclan e inundan la escalera de la comunidad.
En esas
fechas de paz, amor, mensajes de whatsapp, uvas y turrón solemos ser
un poco más solidarios, quizás sea por el frío, por que hacemos esfuerzos
monetarios en casa o porque en el fondo no somos tan malos como nos
pintan, pero lo cierto es que la mayoría se rasca el bolsillo, manda
algún sms de los que nos proponen en los medios de comunicación,
dejamos en la colecta una aportación más generosa o entregamos
alimentos y juguetes para que las organizaciones encargadas, -que son
las que mejor lo hacen-, las repartan.
Banco
de Alimentos hace este viernes y sábado, 29 y 30 de noviembre, una
gran recogida nacional de alimentos con su lema: "Contra el
hambre y el despilfarro", buscan nuestra solidaridad para ayudar
a los que menos tienen, es por eso que esos dos días los voluntarios
estarán en los supermercados de barrio y grandes superficies
desinteresadamente que es esa otra manera ayudar a los demás. Estas
organizaciones no sólo reparten comida a los que más lo necesitan,
también trabajan sin descanso sin recibir nada a cambio.
Este
próximo fin de semana me reconcilio con mi especie que sale de la
selva y del egoísmo social para ocupar su tiempo, entregar su dinero
y emplear su fuerza en ayudar a los que más lo necesitan. Personas
en exclusión social y familias que hasta hace algo más de un par de
años disponían de su vivienda y su vida, y hasta sus de caprichos,
que se ven en la cola de Cáritas y en los comedores sociales. A
veces esa bolsa de comida es para añadirlo a la pensión de uno de
sus mayores que de repente vuelve a ser la cabeza de familia. Por eso
este fin de semana, toque o no ir al super, acérquense y sean
generosos, los hay que solo cuentan con nosotros, no les fallen.
Ya te he leído, misión cumplida.
ResponderEliminarGracias Rocío en nombre de todos los que no te las pueden dar y recibirán algo mas a través de tu mensaje.
Ya esta hecho. Un besazo guapa. Lola Mento.
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