domingo, 17 de noviembre de 2013

SUMIDA EN LA IMPACIENCIA

Hubo una época, no tan lejana, de hecho aún colea, que en la que nuestras televisiones los publicistas se dejaron llevar por la corriente creativa de producto ganador en escala inexistente, es decir, "la mejor cerveza del mundo" "el turrón más caro del mundo" y así en muchos otros servicios o género. Queríamos tener lo mejor de lo mejor y por aquel entonces podíamos permitírnoslo. La publicidad sin embargo se ha llenado ahora de ofertas, descuentos, promociones y "nuevos precios" en la lucha sin cuartel de grandes firmas o pequeños establecimientos por sobrevivir a esta crisis.
No sé si existe detrás de esas frases de "lo mejor de..." algún tipo de acta notarial que de fe, que también los hay un poquito especiales que son capaces de demandar por injuria, falsedad documental, perjurio, publicidad engañosa y hasta por delito de la circulación si se lo ponen a tiro. Aunque por otro lado creo que ya no estamos para fregados judiciales con la falta de confianza que tiene el pueblo español en nuestros jueces y nuestra Justicia. Tasas "afuera parte".
Bien, pues si existe una medición llevada a tabla por puntuación con ritmo descendente, una lista con los ganadores de la impaciencia, no insistan, gano yo. Nadie que conozcan y por mucho que intenten analizar su nivel de resistencia ante la exasperación será, ni por asomo, superior a mi. Mi paciencia es nula. De hecho para sobrevivir a mí misma intento cubrir el hueco con alguna que otra virtud, por mínima que sea, de las que tengo. Una ley no escrita de la compensación o de los vasos comunicantes, de equilibrio de fuerzas, chacras o lo que sea.
Si quiero que el tiempo vuele, me obligo a no mirar el reloj y a estructurar lo mejor posible mis horas para sorprenderme hipócritamente  de "lo rápido que pasan"...y así supliendo con algo de cordura mi irracional impaciencia intento sobrellevarme.
Cuando quiero algo, lo quiero ya. No tienen que ser cosas materiales, no es cuestión de atesorar como el avaro Tío Gilito, es la necesidad de tener la lista de tareas pendientes a cero, puede darse el caso, incluso, que incluso mi impaciencia sea por finalizar con un asunto médico o con Hacienda, citas como suponen, nada edificantes.
Puedo trabajar sin descanso las horas que hagan falta, quedarme sin comer y de un tiempo a esta parte, será la edad, hasta sin dormir, pero que avance el tiempo, que terminen la espera...y luego, si lo que me tiene en vilo llega y me gusta, que se pare, se detenga (en esto no tengo tampoco suerte, no lo consigo)
Así que ya lo saben, por favor, no me den tareas a largo plazo, no me busquen en proyectos eternos y por favor...no me exasperen que como les digo...voy cortita de paciencia.

(A todos los que me sufren, a mi y a mi impaciencia)

2 comentarios:

  1. Mí admiración y mis excusas si alguna vez he malinterpretado sus palabras

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  2. Una vez leí en un libro de psicología (una de mis lecturas preferidas) algo con lo que me identifiqué, decía que la paciencia era una virtud muy valiosa, ya que conseguir rápidamente los objetivos fijados nos privaban de la ilusión o el proceso para conseguirlos, que era bueno posponer el deseo por algo que queremos, ya que la espera o la paciencia por conseguirlo es una forma de disfrutar lo que mas tarde vamos a tener. Por el contrario, si conseguimos lo que queremos de forma inmediata, enseguida acaba la ilusión y tenemos que buscar otra cosa que nos tenga motivados.
    Claro que esto es aplicable a según que cosas, mas bien a las satisfactorias, porque a mi me impacientan sobremanera (por ejemplo) las esperas de noticias importantes!!
    Perdona si te exasperé alguna vez con mi impaciencia :)

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