Algunos ilustres se han enterado de que el Papa Francisco es católico. Lo peor es que empieza a caerles bien y no tienen muy claro la postura que tienen que tomar.
Sucede también a veces con esas personas -retrógradas- que ponen a los homosexuales de vuelta y media haciendo de ellos su diana de burlas canallas y de repente, su hijo, su sobrino, su amigo de toda la vida, sale del armario y su mundo se hunde. Es cierto que el colectivo homosexual es blanco de muchas bromas que hechas con naturalidad son tan ofensivas como pueden serlo las de las rubias, nula, pero hay quien ofende con recalcitrante maldad y de repente puede suceder, como ya avisa el refranero popular, que "no se puede escupir para arriba" y entonces pasados los tiempos de auténtica brutalidad emotiva, ves a más de uno y de dos comiéndose sus palabras y haciendo lo más normal: querer -incluso más- a ese hijo o sobrino o amigos desde la infancia.
Pues igual hay más de uno con este Francisco que está dejando sin argumentos a cierto colectivo y no sabe si debe mantenerse firme en su convicción o declararse admirador de este jesuita que va en "cuatrolatas" (sin música de Sor Citroën), que ha rehusado del boato papal y que además va repartiendo, entre sonrisas, collejas a más de uno de los de su colectivo.
Yo me reconozco católica pero además absolutamente fan de este Papa que utilizaba en sus sermones a Mafalda. Con eso, me había ganado sin duda, pues mi mafaldismo puede pesar más que un encantador acento argentino. Además es jesuita y eso en mi familia es como un sello de denominación de origen, signo a priori de calidad, hombre de ciencia y coherente. Tampoco tiene miedo.
Conforme pasa el tiempo se va esperando más y más de este hombre y no se si podrá con todas las expectativas creadas pero los pasos que ha dado son pasos de gigante, adelantando mucho en pocos meses, y además son pasos que entendemos todos.
Es sin duda un Papa más cercano, más llano, más pueblo, más firme y tener a alguien como referencia que habla claro y sin tapujos, qué quieren que les diga, en los tiempos que corre, es un privilegio.
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