domingo, 19 de enero de 2014

SOBERANÍAS

Me daba mucha pereza escribir de esto, pero lo voy a hacer.
No me veía con ánimos porque es un tema que me aburre, muchísimo, si se pudiera cuantificar en términos cuantificables el aburrimiento creo que serían toneladas y toneladas las que me produce el tema.
Aún así aquí estoy, planteándome cómo darle a la tecla en un tema que es soporífero y además controlando mis instintos para no caer en el epíteto descalificativo facilón.
Dos puntualizaciones básicas que quisiera se extrapolaran a todos y cada uno de los rinconcitos en los que me vean opinar. La primera es que admito que el juego de la democracia es el que es, mientras no tengamos otro es el respeto. Puedo ambicionar otro mejor, para mi opinión, pero hasta que eso llega (si llega) el que respeto es el actual. La segunda consideración es que respeto y tolero las libertades, gustos e ideales de cada individuo. Ni impongo ni quiero que me impongan, ni juzgo ni quiero que me juzguen.
Dicho esto voy a tener que basarme en algunas cifras, que divertidas no son, pero hay que reconocer que son muy útiles para apoyar lo que quiero decir hoy: A fecha uno de enero de 2013 la población andaluza era de 8.440.300 habitantes y se habían perdido unos 29.000 respecto al año anterior, más o menos podría decirse que Andalucía tiene ocho millones y medio de habitantes. No son pocos.
Las elecciones autonómicas fueron en 2012, con esa cifra de habitantes por lo tanto, y votaron un 62.23% del censo electoral, hagamos cuentas, se me dan regular pero vamos a ello. Votaron aproximadamente tres millones y medio de personas. Puede que me equivoque pero eso quiere decir que unos cinco millones y medio tenían opción a "hablar en las urnas" que dicen los políticos y los periodistas.
Recapitulemos, ocho millones y medio de habitantes, cinco millones y medio con derecho a voto, tres millones y medio de votos (dos millones de personas no votaron) y de todas esas personas votaron exactamente 437.445 a IULV. Estoy generosa, redondearé a medio millón de andaluces que votaron a la coalición de izquierda unida con los verdes. Esto equivale al 5.9 % de los andaluces.
Y digo andaluces porque todo el que llega a esta bendita tierra se le quiere y se le acepta, es un lugar que acoge de la misma manera que fue acogida -y lo sigue siendo- en los momentos de emigración. Por otra parte, cada persona que vive en Andalucía goza de derechos y obligaciones que la hacen tan ciudadano como cualquiera, haya nacido de Despeñaperros para abajo o no.
De ese medio millón no todos tienen que estar de acuerdo con lo que sus dirigentes digan, supongo, porque nadie suele ser tan incondicional, pero voy a asumir que sí. Es decir, todas esas personas respaldan a Sánchez Gordillo, no pongo el señor delante que eso es muy burgués.
Ya concluyo, que hasta yo me aburro... un 5.9 % de los andaluces dice que Andalucía no es España. Seamos serios, nadie quiere la soberanía andaluza. Bueno, nadie no, este ciudadano y medio millón de camaradas más, como mucho, pero no son significativos. Tiene derecho a soñar una Andalucía republicana y soberana, sí, yo también sueño con un loft ático de muchos metros, en Nueva York, en la Quinta Avenida, pero me temo que ambos tenemos el mismo futuro y aún así yo me veo muchas más posibilidades.
Comprendo que periodísticamente es un personaje atractivo pero no le demos más importancia a sus declaraciones de las que tienen y lo que representan, que es muy poco frente al conjunto de los andaluces.


2 comentarios:

  1. Gracias por el esfuerzo, pero a mi tampoco me va el temita, detesto las estadísticas y todo lo que huele a política.

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  2. Cierto, pero cada vez tiene más simpatizantes.....de miedo

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