jueves, 16 de enero de 2014

EMOCIONES

La risa es meridianamente clara, oyes a alguien reír y no te cabe duda de que es signo de que esa persona está siendo feliz, que se lo está pasando bien, que algo o alguien le induce a ese estruendo que es la sonoridad de la alegría; ya sea una risa prudente o una carcajada, es lo de menos, la risa se contagia.
La sonrisa puede que tenga más recovecos y sea más difícil de interpretar, es probable que haya muchas formas de entender qué significa o quiere decir una sonrisa, depende de muchos factores; si es franca y abierta, una sonrisa que no tiene doblez, sólo puede implicar alegría. Otras veces la sonrisa es más leve, casi de medio lado, una sonrisa pícara y juguetona, de alguien que incita a la broma o a la diversión. Hay sonrisas de auténticos nervios que van dos pasos antes de risa histérica. Y también está la sonrisa desencantada y triste que no tiene luz, es la sonrisa opaca de intentar que no se transparente el dolor. También hay sonrisas irónicas que son las que tienen las personas inteligentes la mayoría de las veces. Las cínicas que son sibilinas y rastreras, un siseo de serpiente, éstas me desagradan particularmente, las que más.
Lo que son más difíciles de interpretar son las lágrimas, la mayoría de la gente piensa que solo se llora por un dolor, por sufrimiento y luego las lágrimas de alegría. Pienso -es opinión personalísima-que ante las lágrimas ajenas las personas se bloquean y son incapaces de reaccionar. Unos huyen y otros consuelan pero no se interpretan; todo lo más se espera a que el afligido y lloroso sujeto sea capaz de balbucear por sí mismo lo que le sucede.
Hay momentos en los que se llora por dolor físico, a más dolor más lágrimas, teniendo siempre en cuenta que el umbral del dolor cada uno lo tenemos en un sitio y que es tan subjetivo como el adn. Cuando el dolor es del alma, sea por la pérdida de un ser querido, un amor, un desencanto, una traición, entonces son más difíciles de controlar y de superar, incluso a veces son lágrimas secas que no se reflejan en el exterior, pero que no dejan de brotar. Hay veces que lloramos de alegría o de risa y ésas son claramente identificables e incluso, y estas las uso yo mucho, están las lágrimas de emoción frente a un buen libro, una apasionante película o una canción; también ante un abrazo o una frase justa en un momento determinado pueden escaparse las lágrimas. También se llora de puro miedo.
Sin embargo, hay un tipo de llanto que creo que no se suele identificar bien, suele confundirse con el dolor o la pena y no son así, son las lágrimas de rabia o de indignación,  las que surgen por impotencia e incomprensión, cuando no puedes explicarte o no puedes hacer nada por resolver una determinada situación. No es que duela, no es que importe en exceso, pero ante una injusticia a veces sólo nos aplacan las lágrimas.
Por si acaso me quedo con la sonrisa, la que quieran y elijan y si tienen que borrarla que sea siempre por la risa alegre o las lágrimas de emoción.

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