jueves, 2 de enero de 2014

POR ESTRENAR

Me gustan las cosas por estrenar, rasgar envoltorios, abrir botes -aunque sean engañosos "abre-fácil"-, oler los libros nuevos y despegar con cuidado las hojas de las libretas prensadas, los lápices a los que aun no se les ha sacado punta y cortar etiquetas. Seguramente será por eso que prefiero los amaneceres, los platos nuevos y las personas por conocer.
Prefiero el primer día de vacaciones, la primera mirada o la primera sonrisa, los caminos que no conozco y las botellas por abrir. Soy partidaria de creer que los besos cuando se dan se estrenan y que nunca un abrazo es la continuación de otro. Cada café es una experiencia distinta y aunque sea la amiga de la infancia y el bar de siempre, ese momento es tan único que se vuelve novedoso.
Adoro la virginidad de la arena de la playa antes de las avalanchas de humanos, las flores que se están abriendo y las pizarras impolutas. Las sábanas limpias y planchadas como de estreno y los zapatos si deformar por el uso.
Y me apasionan todas esas cosas para volverlas mías, y disfrutar del sonido de un bote al abrirse, de la primera luz de la mañana, de mis huellas en la orilla del mar. Escribir una primera página con un lápiz sin memoria, dar besos sin rutina al llegar el amanecer. Vivir cada momento como si fuera una aventura y si algo sale mal, sorprenderme de mis lágrimas como si nunca hubiera llorado.
El cambio de año trae doce meses por estrenar, muchos amaneceres que me dan el regalo de disfrutar de un día nuevo, en el que poder hacer muchas cosas que sepan a primera vez. Algunas me saldrán y otras no, pueden ser grandes tareas o pequeñas cosas, pero no hay duda que hasta los fracasos, las dudas y los malos momentos también se dan por primera vez.
De hecho, creo que si no fuera porque todo en sí es novedoso aprenderíamos de los errores, y si no lo hacemos y nos equivocamos una y mil veces no es más que por la consecuencia lógica de que en el fondo nada es igual.
Por si acaso intentaré estrenar mi mejor sonrisa a diario, enfrentarme a las páginas en blanco con la ilusión de hace tantísimo tiempo cuando escribí con letra deforme e infantil (muy infantil) mi primer cuento y dejar que cada momento sea sorprendente y nuevo. 

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