miércoles, 15 de enero de 2014

JUZGADOS DE ACERA

Acabo de leer un magnífico artículo de Jabois, -gracias Noemí-, impecable en la manera de escribirlo, contundente en sus argumentos. Casi me convence. Viene a hablar de los privilegios que se le pueden dar, y los que se le han dado, a la Infanta Cristina respecto al proceso de Noós.
Entiendo que la sociedad emite juicios paralelos y no es justo, pero somos ciudadanos de profesión: activista de rellano de escalera, de primero de vecina cotilla. Aquí y en Kentucky, cualquier tipo de imputación conlleva una estigmatización social por lo general y es algo que puede que no sea justo pero es usual. Pero no sólo le sucede a los personajes relevantes o conocidos, les ocurre también al hombre que es falsamente acusado de maltrato, por ejemplo. Es más, se puede dar justo lo contrario, recordemos cuando Messi fue a declarar entre aplausos o el presidente del Sevilla F.C que va pidiendo firmas por la citada ciudad para que le den un indulto para una condena en firme jaleado por muchos ciudadanos.
No consigo comprender el placer de abuchear a una persona, de ocupar tiempo y espacio en semejante hazaña vociferante. No podría ser apedreadora. Quizás entiendo que alguien que perdió su dinero en las preferentes vaya a acordarse de todas las generaciones difuntas de Blesa, porque no tiene otra opción. Entiendo que con delitos de sangre de por medio se pierda la noción de la realidad, yo estoy segura que la perdería, y no sólo iría a gritar, quizás me plantaría buscando venganzas mayores. Aunque incluso así, creo que no me apunto a humillar a nadie. No veo placer ni justicia poética en ello.
Que la Infanta haga un Morante, o un Curro Romero, me da exactamente igual. La condena social la tiene ya, la justicia dirá si tiene o no otro tipo de condena. Desde luego si han saqueado fondos públicos que devuelvan el dinero, eso lo primero, todo y con intereses, el resto me parece irrelevante salvo por una cuestión...
Cuando ella, la Infanta, va a algún tipo de evento público lleva escolta y se movilizan a los cuerpos de seguridad del Estado. Acudir al juzgado es un acto privado elevado a público por lo tanto tendrá que haber un plan de seguridad e irá acompañada por su escolta. No es bajar un momentito al Mercadona que no tengo ajos. Teniendo en cuenta la cantidad de recortes que lleva sufrido el ciudadano medio, la falta de recursos, de trabajo, de vivienda..., hartos de ver como de un lado y de otro ha habido quien ha metido la mano en la caja, no es difícil pensar que a alguien se le crucen los cables. No sería tan raro, un ciudadano que tenga una precaria situación y la compare con los privilegios por nacimiento de doña Cristina y haga algo más que vociferar. ¿Y entonces? Entonces seguramente será políticamente un desconcierto, puede que se levanten voces por la República aprovechando un detonante como ese (no sería la primera vez en la historia que pasa), pero lo que seguro sucedería es que ella saldría indemne, sin un rasguño, y escoltas y policías heridos o algo peor.
Me van ustedes a perdonar, incluida doña Cristina y su real familia, pero me importa muy poco que se libre o no del abucheo, lo que me preocupa de verdad son esos trabajadores que en el ejercicio de sus funciones pueden salir mal parados.

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