lunes, 13 de enero de 2014

LLUVIA MOJADA

Llueve al otro lado del cristal y noto aún la humedad en el bajo de mis pantalones causa de los charcos que intenté sortear con mala fortuna por lo visto. Llueve y sigo pensando por qué me afecta tanto. Es irracional que un día gris y lluvioso me parezca la antesala de todo lo horrible que pueda imaginar. Y tengo una imaginación portentosa.
La lluvia es cinematográfica sin duda, una mujer en la calle, unos labios entre abiertos y el agua cayendo por su rostro dándole una pátina de frescura -nunca mejor dicho- y al mismo tiempo de desolada fragilidad. El agua cae y ella susurra su nombre y entonces el amor de su vida se vuelve y la besa, o se va calle abajo dependiendo de si sea puro romanticismo o dolorosa tragedia.
La realidad es que ella no quiere mojarse el pelo porque ha ido a la peluquería, su rimmel no es waterproof y aún no ha bebido lo suficiente para que todo eso le de igual. Tiene frío, tirita y en sus ojos hay más ira que dolor, más enfado que fragilidad...quizás sin lluvia sería más emotivo pero los pies mojados no provocan dulzura y amor.
Ver llover, el fuego en la chimenea, una camiseta grande de un amor ausente, unos calcetines gordos bajados y una taza de café humeante. Ella sentada en el alféizar de la ventana, abstraída en como caen las gotas deslizándose en un vals suave y acuático. El crepitar de la leña, el calor del hogar y el frío interior por la soledad, sea provocado, puntual o eterno...¡Qué bonito!
Lo que de verdad ocurre, es que ella está hundidísima, así que lleva un pijama viejo con los calcetines por fuera, está en el sofá destrozando la Tablet, el pc, o el móvil, mientras le cuenta a una amiga lo capullo que ha sido el otro que se ha ido y la ha dejado allí plantada. Por supuesto no hay chimenea si no una agradable calefacción central y en realidad no tiene frío porque el enfado le hace sudar, y más que café hay chocolate y/o alcohol.
La verdad es que la lluvia acarrea atascos, niños que van al cole con botas de agua que les recuecen los pies y si no las llevan los tienen mojados todo el día, ropa que no se seca, suelos resbaladizos, paragüas olvidados, taxis imposibles, cristales por limpiar, carreteras peligrosas, resfriados eternos, y además de todo, en mi caso, una absurda melancolía que me atraviesa el alma.
Esperemos que pronto escampe.

2 comentarios:

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  2. Me he acordado de mi madre al leerte, lo triste que la ponían los días nublados o de lluvia y la alegría cuando salía el sol. Suspiraba y decía ¡¡Ay, siempre debía de ser Primavera!!

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