- ¿Por qué no me miras? ¿Te ocurre algo?
- Es que tengo las manos frías
- ¿Cómo?
- Perdona, es que iba a cogerte la mano y mirarte a los ojos. He pensado que las tenía demasiado frías y además de no dártela, pues no te he mirado
- ¿Qué te ocurre?
- Nada, ¿por qué lo dices?
Ya habían llegado al punto de siempre, en el que "nada" significaba que ocurría algo que no le iba a decir y ella volvía a decir "te noto raro".
Entraban en el bucle de siempre, raro de qué, rara tú, que todo lo analizas y entonces o acababa en incómodo silencio o en discusión.
Se quedaron ambos en silencio sin mirar siquiera sus móviles. Abstraídos cada uno en sus propios pensamientos que desembocaban en el mismo. Ese tan temido.
- ¿Qué vas a querer cenar?
- No sé, cualquier cosa.
- De eso no tengo, por favor no me compliques mucho, dime que te apetece y yo lo hago.
- Deja, si quieres lo hago yo. ¿Tú quieres cenar?
- No, no me apetece nada.
- Pues ya me hago yo cualquier cosa
- Que no es molestia, dime qué quieres y yo lo preparo en un momento.
- ¡Qué mujer! Pues ya no quiero cenar
- Pues no cenes, más ligerito vas.
Y otra vez el silencio.
La televisión era el nexo de unión entre los dos, pero como no comentaban el programa, ni siquiera peleaban por el mando a distancia.
De repente ella rompió a llorar en silencio, un llanto discreto y poco llamativo pero él se dio cuenta...
- ¿Ahora que te pasa? ¡Vaya racha llevas hija mía!
- Nada....- y en seguida se arrepintió porque empezaba otra vez la conversación-
- Vamos a ver Laura, así no podemos seguir, esto hay que hablarlo, verlo, decidir o lo que sea, pero no es manera.
Ella lloraba más aún, con la mirada perdida y la congoja en la respiración.
- ¿Pero que te he hecho ahora? dímelo que yo lo sepa, yo no quiero que llores pero es que no sé que te pasa, ¿te encuentras mal?
Ella negó con la cabeza mientras se limpiaba los ojos y la nariz moqueante con un pañuelo de papel que apareció en un bolsillo.
- Laura, cariño -resoplaba buscando paciencia- Tú me dices lo que pasa y lo hablamos, pero no puedes ponerte a llorar así como así.
Tragó saliva ella y lo miró con los ojos tristes
- ¿Qué nos está pasando? ¿Quiénes somos? No nos reconozco.
- No digas eso, anda..., ¿estás cansada? ¿tienes fiebre? No llores, sabes que se me rompe el alma.
Él le besó, despacio, por toda la cara, la acurrucó y le dijo todas las palabras dulces que se sabía, usando todos los nombres cariñosos que desde que se conocieron se dijeron. Palabras íntimas.
- Vamos a la cama, por favor, venga...
Él la cogió en brazos y ella se dejó hacer. Abrumada por el dolor de que el amor se hubiera ido, de que ya estuviera todo roto. Miedo porque no hubiera solución a su relación, justo ahora, cuando más necesitaba que todo fuera bien. No era el momento de decirlo, debía callar aun pero y si él ya no la quería, ¿era justo que cargara con su enfermedad sólo por lástima?, y si era ella la que no sentía ya nada por él, ¿debía continuar a su lado sólo por el miedo a sufrir sola?
Acurrucada en el pijama que él mismo se había encargado de ponerle, tras desnudarla como a una niña pequeña que se quedó dormida en el coche, bebió un vaso de leche caliente que él le ofrecía.
- Vamos Laura, mañana será otro día, no llores, nos queda mucha vida por delante juntos y tu sonrisa siempre ha sido lo que me ha hecho seguir adelante. Sé que siempre te digo "y yo a ti" a tus "te quiero" pero mírame...Dios mío, hasta llorando estás preciosa. Te quiero, te quiero y te querré siempre.
Se acostó a su lado, aún vestido y sobre la cama, la acurrucó y le acarició el pelo, le besó en la sien suave, muchas veces, besos pequeños, y le iba susurrando planes locos de cuando se conocieron y pensaron que el mundo era ese sitio que se plegaba a los sueños.
Laura sintió todo ese amor que se había aletargado por la rutina, las prisas y la escasez. Se dejó querer y en un llanto suave se quedó dormida.
- Te quiero, musitó, sí, mañana será otro día
Y antes de dormir pensó en cómo le diría a ese hombre maravilloso la que se les venía encima.
Ayyyyy que estoy sensible y me recuerda muchos momentos duros Ro. Macu.
ResponderEliminarDefinitivamente me voy a poner a pensar si debería seguir leyendote.
ResponderEliminarUn beso (con destinatario)
Fer
PD: ¿Un café?