Hace unos catorce meses que sucedió todo, y tengo que reconocer que no pasa un día en el que no piense en ella. Nunca la conocí, jamás vi su rostro y tampoco pude oír su voz, pero puedo asegurar que si me parara a repasar el día justo antes de cerrar los ojos para dormir me daría cuenta la de veces en las que el pensamiento corrió a su cara desconocida.
Llevo mucho tiempo queriendo escribir de ella, pero me surge la contradicción del dolor y la angustia, con el reconocimiento y el pequeñísimo homenaje que pudiera darle desde aquí.
Para escribir estas líneas he tenido que ir a la web y buscar la noticia, reconozco temblor y algo de angustia por volver a revivir, mientras leía, la secuencia de acontecimientos que se dieron ese día. Cuando he ido indagando en las distintas páginas que surgieron me ha llamado la atención su nombre...se llamaba Rocío, yo no lo sabía, y era justo de mi edad entonces, otro dato que no supe en su momento. He sentido un escalofrío por todo mi cuerpo.
Rocío Piñeiro Oitavén, pontevedresa que se fue a Madrid a trabajar y que a dos días de su cesárea programada, acudió a Misa en su barrio para rezar por ella, por su parto, por su hijo. Iba acompañada de su madre que se había trasladado a la capital para tan feliz acontecimiento. Todas las madres quieren estar con sus hijas y todas las hijas necesitan cerca a su madre.
La noticia, cuando sucedió, me hizo pensar en lo doloroso del momento, en ese hijo al que intentaron salvar y peleó dos días en esta vida, en su madre, en su marido que lo perdía todo, y en lo vulnerable que somos...de repente, en el sitio que menos te lo esperas, sin existir una razón - si es que alguna vez existe una razón para que un humano decida quitarle la vida a otro - se acaba todo. Sin más.
Muchas veces, cuando voy acompañada de mis hijas, me descubro en Misa, en los centros comerciales, en los restaurantes, en los cines... buscando un sitio donde ponerlas a salvo, donde protegerlas...y siempre llego a la misma conclusión: no puedo, y eso me aterra.
A Rocío no quiero olvidarla, ni creo que la olvide en la vida, ella con su bebé y una niña, Omayra Sanchez, de trece años, a la que grabaron los periodistas durante su agonía en Colombia, hundida en barro, suplicante y llorosa, con su familia enterrada a sus pies, forman parte de las mujeres que marcaron mi recuerdo, mi vida, mi manera de enfrentarme a las cosas. El día de hoy nunca va a repetirse, los momentos con los que tenemos alrededor pueden darse parecidos en otro momento, pero jamás como los que suceden en este instante. Debemos aprovechar la vida, somos frágiles ante la muerte y ésta puede estar en lo más común de nuestra rutina.
Demasiado espacio de tiempo entre las entradas. Que no haya comentarios no significa que no te lean. Adelante.
ResponderEliminarN. J.
Gracias por recordarla. Las noticias pasan a tal velocidad que se solapan con otras.
ResponderEliminarSigue escribiendo.
A mi me.ha.pasado exactamente lo mismo, tambien era de mi edad, tambien habia tenido que abandonar galicia pero volvía cada vez que podía...no.hay día que no.recuerde a.Rocío y tampoco la.conocía, ni la había visto en mi.vida...durante varias semanas no pude dejar de.llorar por lo que habia ocurrido, no entraba en la.cabeza racional del.ser.humano...desde entonces la.tengo muy presente, a ella a su pobre familia, su.madre, su marido...padre y hermanos...Nunca alcanzaré a entender a este ser.humano capaz de lo.mejor y capaz de lo.peor...Fue ella pero pude.haber sido yo...o tu...ella tuvo la malisima suerte, la desgracia, de.estar donde.no tenia que estar. Pobrecita mia!!! No es.justo!!!!
ResponderEliminarGracias por mantenerla viva a través del recuerdo. Con tus palabras has ayudado a confortar a la familia. Un abrazo
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ResponderEliminarEmociona la sensibilidad con la que se puede escribir de una persona a la que nunca has conocido. No sé cómo he llegado hasta aquí, seguro que Ella ha tenido algo que ver, pero reconforta saber que existe gente como tu.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. (Soy su hermano. Yo sí la conocí, la quise y fui querido por ella. Olvidarla no es una opción para mí)
Gracias a ti y un abrazo inmenso a tu familia.
EliminarOtra abrazo de mi parte, estoy muy impresionada
EliminarPili
Es inmenso este artículo. Creo que te lo comenté en facebook en su día, recuerdas que te dije que aquí no me dejaba??
ResponderEliminarTodo mi apoyo para esa familia destrozada.
Muchas gracias por el apoyo a la familia. Hoy es el día de la madre y sabemos que ella lo celebrará con su hijo. Os echamos mucho de menos Roci y Álvaro.
ResponderEliminarGracias por acordaros de Rocío. Yo tuve la inmensa suerte de conocerla y no hay día que no la tenga en mis pensamientos y en mis oraciones. Como bien la definió el sacerdote, era un "cascabel" que llevaba la alegría donde estuviera.
ResponderEliminarGracias por acordarte de ella. Siempre viva en nuestro recuerdo. Mi Piñeirito. Te echo de menos.
ResponderEliminarPoco importa si la conocías o no.. Algunos tuvimos la suerte de hacerlo. (Al recordarla, siempre viene a mi mente su sonrisa..) sigue paralizandome el recuerdo de aquella noticia, la primera vez que me entere, aun sin saber que era ella...y pensar después en su familia, sus padres, su hermano o su marido... !! Cuantas veces pienso en ellos a día de hoy!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras. No puedo decirte mas...
Rocío era muy, muy especial, todos los que la conocimos la quisimos. Era todo alegría y optimismo, llena de vitalidad y amor. Más de tres años despues sigue estando presente en nuestras vidas, la recordaremos siempre. Gracias por acordarte de ella.
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