viernes, 7 de marzo de 2014

RECUERDO MÁS IVA

Cuando era muy pequeña, quería ser "profesora, bailarina, farmatéucica, y mamá. Cuando fuera más mayor abuela". Detrás de eso, concierta preocupación, le preguntaba a mi madre si me daría tiempo a todo. Creo que nací estresada de pensamiento y tranquila de cuerpo. De este tren me bajé pronto porque mi paciencia es limitada, mi disciplina, constancia y sacrificio no era tan extremo, y mi memoria era corta. Madre si que fui, soy, y lo de abuela...pues quién sabe. En fin, no conseguí nada.
Cuando jugaba no lo hacía con las muñecas, jugaba a tener galerías de arte con los libros de la enciclopedia, tenía una agencia de viajes, restaurantes o inmobiliarias. Rarita que era una. Creo que ya lo he contado, pero cuando ahorraba algo (solía ser casi nunca) me compraba talonarios de facturas, de pagarés, alquileres y similares. No quiero recordar cuando apareció el IVA en nuestras vidas, 1986, y yo con diez años recién cumplidos pidiendo que me explicaran como iba eso. Mi tía, una santa, me lo explicó, me enseñó y ya podía yo aplicar en mis facturas el IVA correspondiente. ¡Qué había que estar en todo! Incluso aprendí a hacer facturas proforma.
Algo más mayor, tenía once años, me leí una biografía de Madame Curie y me pareció que la vida se tenía que vivir plenamente a través de la química y no quise ser otra cosa. Me mantuve en esa opción hasta que fui consciente de la precariedad laborar (ya entonces) y decidí que sería ingeniero industrial pero que elegiría la rama de química. Mi madre, otra santa que aguantaba mi adolescente segundo de BUP, tenía yo quince años, me decía que fuera periodista. Ese año tuve una profesora de literatura - Hola Mª del Mar- que me dijo que no distinguiría jamás un texto bien escrito y que yo no sabía de letras. En un acto de falta de inteligencia sin precedente, le hice caso a la profesora basándome en el criterio de que era la que me tenía que puntuar, y me lancé por unas ciencias que aprobaba a base de horas y horas, y responsabilidad. Justo cuando ya me veía pisando la Escuela de Ingeniería Industrial, mi profesora de dibujo me dijo lo que yo sospechaba: Jamás aprobaría dibujo a un nivel superior. Era nula. Bueno, pues tampoco ingeniera. Sigamos.
Ahí entré en pánico y decidí que la opción bróker era la mejor. Había visto "Armas de mujer" y me gustaba. Era una época fantástica la de los finales de los ochenta, todo olía a Wall Street, la meca de los triunfadores. Todos queríamos ser JASP. Ya estaba decidida. Lo que ocurre es que tampoco llegué a ello porque en medio apareció una escuela de pilotos civiles. Entonces tuve claro que era lo mío, además en Top Gun lo vendían como una experiencia insuperable, me gustaba, pero me echaron para atrás por la miopía exagerada que tengo. Vaya, otra cosa que tampoco podía ser.
Se me estaba echando el tiempo encima y había que decidir. Fue cuando mirando las distintas opciones, me gustó ser secretaria internacional y me fui al mejor sitio donde impartían esa especie de formación profesional de alto nivel. Pero ahí tampoco me adapté. San Sebastián en el 93 era demasiado para mí que me había criado en la otra punta del mapa.
Increíblemente yo acabé estudiando por descarte, me daba igual. Reconozco que Relaciones Laborales fue (es) una carrera que aunaba casi todo lo que me gustaba y especializarme en recursos humanos fue un acierto porque me encanta el trato con las personas y suavizar la imagen tan horrible que tenían los de personal. Además aunque no se hacen facturas, también hay impresos por rellenar. Eso si, internet me ha hecho mucho daño al respecto, no hay papelitos, ahora rellenamos Pdf.
Lo mejor de todo es que nunca dejé de leer, de escribir y de imaginar. Esa si ha sido la constante en mi vida. Todo variaba pero yo seguía atesorando libros y bolígrafo en mano, rellenando hojas. Ahora, después de todas las vueltas y vicisitudes, hago lo que me gusta, escribo. Soy madre, puede que hasta me de tiempo a ser abuela, siempre que mis hijas quieran y me dé tiempo. Todo lo demás queda en una sonrisa prendida en el recuerdo con el IVA repercutido, por supuesto. 

1 comentario:

  1. Mis saludos a María del Mar con mucha inquietud por el número de consejos que pudo dar en su vida de profesora de literatura.

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