viernes, 21 de marzo de 2014

FLOJERA DE PRIMAVERA

Ahora que ya hemos celebrado todos que es primavera, que cuando cesan los coches, en vez de las gotas en el cristal, oigo miles de pájaros cantando. Pájaros que por supuesto sólo se que son ovíparos y vuelan, porque a duras penas distingo los gorriones...Cuando por fin las flores empiezan a desperezarse al sol y las amapolas se bambolean entre estillizadas y altas margaritas, en este instante, noto la energía disminuir y el ánimo subir.
Me paso el invierno suspirando por los días de sol, el calorcito y el buen tiempo. Es conocido que la lluvia me altera hasta volverme triste o irascible, según el día, y si más pequeña disfrutaba de las tormentas de verano, ya ni las quiero sentir, que el agua me gusta en vaso, mar o piscina. Y en la ducha, claro, que una es muy aseada.
Ahora que por fin llega el buen tiempo, noto que a ratos -menos mal que es solo a ratos- me fallan las pilas. Me quedo sin energía. Es eso que llaman la astenia primaveral, que yo creo que es un nombre raro para lo que siempre hemos definido como "flojera". Por lo menos en mi sur. (v.g. "tengo una flojera que no puedo moverme" "con esta flojera el tiempo no me cunde") No es un estado de desgana, ni de falta de interés por el trabajo. Es algo parecido a que te baje la tensión arterial pero tengas muchas ganas de hacer cosas. El sol motiva y apetece salir a la calle, retomar actividades que la lluvia no permitía, soñar con el verano...los días son más largos, pero sin embargo el cuerpo no acompaña, por lo menos al principio.
Dicen las predicciones que no me acostumbre, me sugieren que no me ilusione, que vuelven las lluvias y que llegará el frío, no puede ser, no quiero más tardes grises ni despertar con la sensación de que no va a amanecer en colores. Se empeñan en decir que las vacaciones de Semana Santa, como siempre, cumpliendo la tradición, vendrán con nubes negras que dejarán las playas vacías en segundos y lágrimas en cofrades. Dicen que no debo guardar los jerséis aunque muera de ganas de sacar los bikinis.
Pero yo no puedo remediar verme ya gozando de la primavera, sintiendo el calor tibio en mi piel, añadiendo cada mañana más pecas a mi rostro (no me gustan, pero no lucho contra ellas), cambiando bufandas por blusas, abrigos por chaquetas livianas, y tardes de chocolate caliente por mañanas de terracitas.
Ojalá se equivoquen los que me auguran chaparrones y frío, porque yo pese a la "flojera", también florezco en primavera.

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