Me planteo esta tarde una realidad que me tiene consternada y algo desubicada, me he dado cuenta de que soy un ser poco original...alguien demasiado usual, tan al pie de la calle que no sé si consigo subir el bordillo. Soy normal, muy normal, pero no soy vulgar.
Todo tan natural que de repente, intentando poner en orden alguna idea a la hora de escribir aquí (he estado unos días ausente pero ha sido por causa mayor...) me he percatado de que soy de lo menos interesante que hay.
Es cierto que hay cosas en las que me diferencio, por ejemplo soy incapaz de seguir un debate de cotilleos, o político orquestado tendenciosamente y con grandes dosis de demagogia...y éstos tienen mucha audiencia televisiva. ¿Pero esto me hace más o menos interesante? Presuntamente menos. Quede claro que no creo que haya realmente unos parámetros rígidos en los que se pueda agrupar a las personas como manada, pero es verdad que hay características que se dan en muchos a la vez y se pueden configurar grupos de gente.
A mi me gusta el chocolate, me ponen triste los días de lluvia y me dan miedo las tormentas. No me gustan los insectos y odio las tareas del hogar. Me gustan las vacaciones. Aborrezco las despedidas y lloro en las películas con finales emotivos -sean románticos o trágicos-. No me gusta madrugar por obligación. Me duelen los míos y defiendo mis ideas con una relativa pasión...Nada llamativo, como muchos, casi todos.
Entre mis sueños de futuro...que eso también tiene todo el mundo, estaba escribir una columna en un diario (lo caro que se vende eso hoy por hoy...ni en la hoja parroquial hay hueco) o unir estos escritos en un libro, algo así como este blog pero físico; le tenía buscado el título, es difícil y algo enrevesado, pero siempre pensé que tendría que llamarse "Cotidianeidario", porque a fin de cuentas mi manera de escribir es de lo cotidiano, propio o imaginado, sin pretensiones y sería del día a día...claro. Nada complicado.
Esta noche cuando me mire al espejo me veré como siempre, la misma desde que era pequeña, un poco más madura, algo más alta y con alguna que otra arruga propia ya de la edad y entonces veré a una mujer muy común...
Tampoco puedo ser de otra manera...soy así y aunque siempre se pueden pulir cosas, es tarde para cambiar y mucho menos para impostar. Lo dicho, normal pero no vulgar
Nunca es tarde para cambiar, de echo sin darte cuenta en pequeños detalles lo harás, la normalidad es muy buena, la vulgaridad no. Besos y te sigo esperando.
ResponderEliminarNo hay nada mejor que ser "normal" pero no me refiero a normal de "manadas" sino, poco pretenciosa en destacar y ser el centro de atención, o sea especialmente normal. Vulgar nunca, eso no nos gusta a nadie, aunque haberlos ailos y muchos por desgracia!!
ResponderEliminarSigue como eres, querer cambiar es no aceptarse.