Sólo algunas mujeres pueden saber lo que se siente en ese momento.
Algo que se puede llegar a anhelar y temer al mismo tiempo, y se mira mil veces el reloj... los relojes de toda la casa y cuando por fin una de las múltiples veces, retienes la hora en el cerebro, tienes al mismo tiempo ganas de parar el mundo y necesidad de que acelere, sólo para que pase... o para que empiece. Porque algunas sueñan con el principio y otras...con el final.
Y por mucha seguridad que tenga una mujer en sí misma, por mucho que confíe en sus posibilidades, en su inteligencia o en su belleza, en su suerte, o todas las variables juntas, siempre...siempre en ese momento surge la duda, la eterna duda.
La duda a no saber cómo enfrentarse al primer momento, al primer saludo, a una posible dificultad, de no saber cómo reaccionar ante una contrariedad, de no saber ni donde poner la mirada. ¿Y las manos? ¿Qué se hace con las manos? Debería de haber artículos de opinión, foros de debate, libros de autoayuda, páginas de internet que aconsejaran, ¡vídeos de YouTube!...¿qué hacer con las manos?
Y por más estudiado que se tengan los movimientos como una coreografía... a fin de cuentas es más o menos rutinario, aunque el pasillo se convierta en pista de atletismo, cronómetro en mano, aunque la precisión sea milimétrica, se puede llegar a pasar en menos que un Ferrari de cero a cien, de un "me da tiempo, está todo controlado" a "¡madre mía que no llego!". La paradoja del tiempo hecha palpable realidad.
La ropa se eligió hace mucho tiempo, y duerme inerte encima de la cama, y mientras se suben las medias con una media sonrisa, se va completando el ritual de vestirse y del maquillaje. Por fin los últimos retoques a velocidades dignas de sanción por la Benemérita... y el momento de vaciar el bolso encima de la cama intentando que quepan mil cosas en una cartera de mano preciosa, monísima, y ridículamente pequeña.
Pendientes en la mano para poner en el ascensor ... y la calle.
Mirándose de reojo en todos los escaparates: La realidad.
Conforme se va llegando al sitio acordado, nervios, decisión, más miedo, y el momento de enfrentarse a un desconocido que sin embargo parece que siempre estuvo en tu vida.
(A Malvaloca)
.....Refleja perfectamente lo que se siente en esos momentos, lo que no sé si tu amiga Malvaloca recuerda esas sensaciones, creo que hace mucho que no tiene una cita
ResponderEliminarUna que conoce a Malvaloca
P.S. Malvaloca dice que muchas gracias
Malvaloca es excelente...seguro que se está haciendo la dura.
EliminarHe vuelto a vivir cada segundo antes de mi primera cita.
ResponderEliminarY por muchos años que cumplas cada cita es como la primera!!
EliminarPrecioso Rocío y nada de autoayuda, la naturalidad es la mejor imágen....
Yo he sido siempre muy poco puntual para mis citas y llegar tarde me preocupa tan poco como que me hagan esperar. Con la variedad de preparativos que describe Rocio, se comprenden los retrasos femeninos. No importa. La emoción del encuentro nos compensa de cualquier espera. También la puesta del sol tarda un dia entero en llegar y nadie se queja. Felicidades por el texto. Esos pendientes en la mano son una exquisitez literaria entre la belleza y la prisa.
ResponderEliminarNervios,tensión y emoción ante la primera cita.¡Excitante! Gracias ,Rocío!
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