Me he criado con el periódico de la grapa, desde muy pequeña acompañando a mi abuelo al mismo kiosko de prensa del puerto de Algeciras, el ABC de Madrid, el Quiz, el Hola, el Época, y para la niña, Petete. Así semana tras semana...y cuando él ya no pudo hacerlo, siempre alguien, siempre, por la prensa, jamás faltaba el ABC menos los dos días en los que " siguiendo la tradición de Prensa Española..." no había y entonces, ese día "leíamos historia".
Fui creciendo y dejé el Petete, tras haber completado todos sus tomos, que conservo como oro en paño, me encantan, no se puede renegar de quien se ha sido.
Cuando me llegaba el turno del periódico, o iba yo a comprarlo siempre leía lo primero, la viñeta de Mingote y la tira de Cándido, a veces no entendía el primero y me reía con el segundo, en otras ocasiones me esforzaba mucho en comprender donde estaba la gracia de ese extraño personaje que vivía justo encima de los crucigramas del final del periódico, con dos pelos que le cruzaban la cabeza, y siempre me llamaba la atención el trazo que parecía rápido y casi improvisado de D. Antonio. Envidia de la mala porque jamás en la vida he sabido plasmar lo que estaba en mi cabeza en un dibujo, y muchisimo menos conseguir que seis o siete trazos parecieran algo más que un borrón en una hoja.
Poco a poco, me fui intoduciendo en el mundo, saliendo de la burbujita de la infancia, un día lees a Antonio Burgos, otro dia Jaime Capmany, Ussía...pero siempre, lo primero, Mingote, elegante, tierno, certero, ácido...Luego, empezar el periódico por detrás, no se porqué, y contar los hijos que tenían los habitantes de las esquelas, comentar con los demás...."vaya este tenía once, seis casados, una viuda y un jesuíta" "pues este no ha muerto tan mayor"...
Recuerdo perfectamente una portada de Mingote en la que un niño no comprendía porque un encapuchado mataba a su padre, otra tierna de cuando el dueño de El Corte Inglés falleció, el día que le hicieron parte de la Real Academia Española, con la "r" y se le caían encima ratones, ratas y un montón de cosas más que empezaban con esa letra...Me gustaba especialmente como pintaba a Dios, a la Justicia y su razonable visión de los nacionalismos. Me compré un Quijote más sólo porque estaba ilustrado por él.
Ahora que por fin ha accedido a esas nubes tan bonitas que pintaba es como si se hubiera ido parte de mi infancia, de mi vida, casi de mi familia...allí está Chumy Chumez, Tip, Manolo Summer y tantos otros...seguro que San Pedro tiene una sonrisa de oreja a oreja.
Has sido sincera, sensible y elegante al mismo tiempo. Tu retrato emocional de MIngote está trazado desde la lealtad de la infancia, ese instante de la vida en el que ni siquiera se tiene la experiencia necesaria para mentir. Es obvio que la muerte del involvidable dibujante te ha causado un dolor que no excluye la belleza de un recordatorio afectuoso, como si con la noticia de su fallecimiento se te hubiesen clavado con retraso en las yemas de los dedos infantiles los trazos de un bendito dibujo de Mingote y las históricas grapas del ABC.
ResponderEliminarQue bonito lo has escrito! Precioso retrato,Rocío!
ResponderEliminarNo creo que haya mejor homenaje a Mingote y el ABC.
ResponderEliminarVeo a esa niña, que ya había nacido, con su Velo….., que me recuerda a otra niña también con su yeye.....que tierno
gracias
Ya lo leí en su día pero no lo comenté aquí.
ResponderEliminarEs extraordinario, con la sensibilidad que te caracteriza.
Que pena que se tengan que ir los grandes, los admirados y queridos en su género,nos dejan en una especie de orfandad.