La imagen que le devuelve el espejo no es la que espera ver, se espera encontrar con unos años menos, con la energía intacta de ayer, con el brillo de ojos que tenía desde que descubrió que la vida se bebía mejor a tragos grandes, y que el miedo era la excusa de los cobardes.
Se esperaba encontrar con la piel tersa, sin arrugas de expresión, sin flacidez en el rostro, con esa frescura en la piel que sólo necesitaba a penas brillo en los labios para ir "maquillada". Ese rostro radiante cuando se pisa firme sobre el asfalto y la piel.
Cerró los ojos fuerte como si viviera un mal sueño, hasta que empezó a ver chispitas de colores, luces en el fondo negro que le hicieran caer en el abismo del mareo y los abrió despacio, muy despacio, susurrando para sí palabras de aliento, esperando encontrar la mujer que aprendía a serlo.
Volvió a mirar, y el reflejo del cristal ahumado le devolvió su rostro real, el de ahora, el de una mujer que había luchado, que había sufrido, que había amado, que había llorado...su rostro, sus matices podían leerse como un mapa en relieve, cada arruga, las ojeras, la palidez, la falta de de brillo en sus ojos se debía a algún momento duro, triste, doloroso...algunos tan cercanos que no le hubiera extrañado notar la humedad de la última lágrima.
Se pasó la mano por la frente, y el frío de sus dedos le hizo notar que le ardía, aquellas malditas jaquecas...esas tampoco estaban antes...
Antes su cabeza sólo estaba llena de sueños, proyectos, esperanzas y anhelos....ahora vivía las preocupaciones reales, las mundanas, las que hace que los sueños sigan su camino elevándose por el cielo como los globos de gas que se le escapan a los niños y logran sortear la trampa de los árboles.
Queda poco hueco para las ensoñaciones cuando el día a día pide destreza para lidiar con la realidad.
Aún asi, no se pierde la esperzanza, se dice, todo puede cambiar, las cosas deben de ir a mejor, me lo merezco, se autoconvence, y un esbozo de sonrisa, a un lado y otro del espejo, le hace presuponer que ya pasó lo peor y si bien, su rostro no va a volver a tener la angelicalidad que tuvo, quizás vuelva el brillo a sus ojos, la paz a su alma e incluso pueda permitirse la frivolidad...de tener algún sueño.
Un relato en el que muchas mujeres nos vemos reflejada como el espejo que nos devuelve a diario nuestro reflejo recordándonos que ya no somos lo que éramos. Gracias Rocio.
ResponderEliminarHoy no es ayer ni nada volverá a ser lo que fué,pero podemos disfrutar el hoy tanto o mas que hace años.Gracias,Rocío.Cumplida una edad todo se ve de forma diferente.Nada se ve igual que hace unos años.
ResponderEliminarPodria ser el autorretrato de cualquiera de nosotros, la visión autógrafa de lo que hemos sentido al constatar en el espejo el demoledor paso del tiempo, con sus estragos físicos y sus destrozos emocionales. Del desencanto general nos libera la evidencia del magnifico trato literario dispensado por la autora, que parece haber confesado sus sensaciones redactándolas a la luz de una vela sobre la tez de un espejo arrugado.
ResponderEliminarGracias :) señor autor.
EliminarSiempre, siempre, la esperanza.
ResponderEliminarHay algo, alguien que nos espera al otro lado del espejo.
NJ :)
Y si no se hubiera inventado el espejo que pasaría??
EliminarPuede ser que nos sintamos jóvenes de espíritu y con ilusiones y al mirarnos a espejo nos compadezcamos de nuestra imágen.Ante el espejo siempre una sonrisa o mejor,una carcajada y a la calle.
No se como hacer para que el comentario salga sin darle a anónimo!!
M.Carmen Díaz Guerrero.
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