Puede que con lo que escriba hoy levante cierta polémica, algunos dejen de seguir lo que escribo y difícilmente consiga más seguidores, pero soy sufridora en segundo grado de lo que voy a contar.
Soy madre de dos niñas "listillas", no puedo ni quiero decir que son super dotadas, ni sobre dotadas, ni siquiera de altas capacidades (aunque así esté reconocida al menos una de ella), simplemente son niñas muy estimuladas intelectualmente porque tienen la suerte de nacer en una familia que les puede dedicar tiempo - a veces a cambio de algún que otro sacrificio -, que intenta orientarlas y además a ellas les gusta.
Evidentemente me alegro muchísimo que la educación tanto pública como concertada y privada se dedique con especial interés a los niños que tienen dificultades en el aprendizaje, trastornos en la atención o discapacidades psíquicas. Era algo normal y justo que tenía que llegar más pronto que tarde y sin duda la educación pública es la que más recursos tiene para ello.
¿Pero y los que necesitan más?
¿La teoría no es enseñar en función de las necesidades del niño?Vayamos por partes.
La primera gran mentira es decir que los colegios concertados tienen más recursos, es incierto, y no sólo eso, sino que los docentes trabajan más horas y por menos sueldo. Ni que decir tiene la privada donde se autogestionan y los profesores son los que más horas trabajan y sin embargo cobran menos dinero. ¿Por qué entonces tienen mayor calidad en general dentro de la deficitaria educación española? ¿Por qué políticos, sindicalistas y demás afines llevan a sus hijos a colegios privados?
Mi comunidad autónoma, la andaluza, es la última (al fondo a la izquierda) al final de la escala PISA y sin embargo las que más recursos ha invertido en cosas tan fascinantes como ordenadores que se llevan los niños a sus casas y ahora, en épocas de vacas flacas, por no haber dotado a las aulas, si no a los estudiantes, se encuentran que los que vienen detrás no tienen acceso a esa tecnología. Por cierto, las compentencias están transferidas desde hace siglos y siempre han gobernado los mismos. Se que en otros sitios es igual con diferente color político, quizás no tan exagerado como en el nuestro.
No es cuestión de más dinero, está claro, es cuestión de más ganas, de más calidad y cantidad de conceptos, que es a lo que mandamos a nuestros hijos. Para educarlos están los padres, para aprender conceptos necesarios, están los centros educativos.
También estoy un poco cansada de que me digan que tienen que aprender un montón de valores, todos estupendos, que deberían mamar en casa y que le restan tiempo para las asignaturas que conforman la cultura de una persona: arte, literatura, filosofía, y hasta latín, que nos enseñe de donde venimos para entender donde vamos. Por no hablar de ciencias y matemáticas. ¿Cómo es posible que con todos estos medios, estos profesores, al final salgan con un título pero prácticamente analfabetos? ¿Así se les protege de unas cláusulas abusivas de hipotecas, de preferentes, de la negociación de los convenios colectivos? ¿Estos son los grandes profesionales? ¿Cómo van a entender una declaración de la renta, se dan de alta como autónomos o saben si los están timando?
Por otra parte, cómo es posible que no se premie el esfuerzo, la constancia, la dedicación.. Si finalmente el título es el mismo, sólo queda el reconocimiento interior pero en ningún momento se valora, antes bien se suele machacar, a quien se deja su tiempo y su esfuerzo en aprender, en hacer sus tareas, en sacar buenas notas.
A mi desde luego, como usuaria de la educación pública, nadie me va a dar lecciones desde una pancarta. Entiendo y comprendo que la supresión de una paga extraordinaria es un descalabro para cualquier economía doméstica, por mucho que se gane, porque es un dinero con el que se cuenta, pero eso no va en detrimento de los niños.
Los niños necesitan profesores que se dejen el alma en el aula, como se lo dejan otros tantos profesionales en otros empleos, porque los docentes también portan unos beneficios, como son los días no lectivos, y libres por tanto, que no tienen ningún otro trabajador: puentes, Navidad, Semana Santa, y mínimo mes y medio de verano cuando no es dos meses y medio... que parece que no constan entre los incentivos que tienen en una profesión que sin duda desgasta.
Vuelvo al principio, estamos conformando la mediocridad desde la escuela, los niños que sobresalen, son "decapitados" y si no tienen la suerte de tener recursos para ir a un centro privado o unos padres con una buena base cultural y ganas de implicarse, acaban absorvidos por el sistema y eso conseguirá que finalmente la diferencia sea cada vez más grande...volveremos a las castas y clases sociales, esta vez patrocinada, en mi caso, por la Junta de Andalucía.
Totalmente de acuerdo
ResponderEliminarEs injusto para todos, pero con los estudiantes que tienen más capacidad,más ganas de estudiar,aprender y se esfuerzan se está cometiendo una grane irreparable injusticia
MP