Muchas personas sobre todo en los últimos años me han preguntado cómo puedo tener conciencia de percepciones y sentimientos que no me corresponden por edad. Suelen comentármelo tras leer alguna de las entradas de este blog o en conversaciones por redes sociales. Al principio era una puntualización que me extrañaba porque aunque me tengo por una persona que empatiza fácilmente con los demás tampoco consideraba que lo fuera más o menos que los demás. Aunque sólo fuera por abrumadora coincidencia acabé por darlo por bueno.
También es cierto que debo reconocer que hay personas con las que soy incapaz de empatizar y su hilo de pensamiento es un misterio insondable para mi, y cuando creo que están pensando en tartas se desmarcan con Kafka, pero claro "nadie es perfecto" y yo no soy infalible.
Yo comprendo que hay edades para todo, y también entiendo que nadie tiene que sentirse distinto a lo que su cuerpo le pide, corresponda o no a su edad según marque el calendario pero me parece que estamos creando una sociedad en la que con tanto estirar la juventud, al final una persona madurará en el ataúd. Maduración en barrica de pino.
Conductas que se relacionarían con la adolescencia, como la desconfianza, la falta de tolerancia a ideas distintas a la propia, incluso unos sentimientos de odio a evitar a todas luces entre adultos, relucen vestidos con las patéticas galas de desdén y los insultos.
¿A qué se debe que todo el mundo se crea bueno e infalible? ¿Cómo es posible que los fallos o errores de otros en vez de matizarlos, ayudar y sacar del equívoco a esa persona con dulzura, se use el peor de los estilos carroñeros? ¿Por qué se es tan autocomplaciente con los errores propios y tan cruel con los ajenos? ¿Y las responsabilidades de los actos por acción u omisión?
Todas esas negativas conductas tendrían que ser corregidos por los adultos a esas personas que se están formando no solo por fuera si no también por dentro: los adolescentes. Pero ¿qué ocurre cuando los que tienen que actuar como "enderezadores" están igual de dispersos?
Yo no tengo la respuesta ni creo que tengamos que retroceder al tiempo en el que las personas ya estaban al final de su vida a los cincuenta años sobre todo cuando es fácil llegar a los noventa. Me parece que la sociedad ha sido pendular y puede ser la causa de que nuestra juventud esté algo perdida sin referencias a las que agarrarse.
Mi siempre empatizada y acertada amiga
ResponderEliminarMp
Muy bueno, sigue madurando lejos de la caja de pino. Allí no maduramos, nos pudrimos.
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