Cuando hojeo álbumes de fotos, de los que he heredado misteriosamente de algunos parientes que ya no están aqui entre nosotros, o cuando son los que he ido atesorando desde que fundé oficialmente mi familia, con libro de ídem de por medio, hay momentos en los que no puedo reocordar bien algunas de las instantáneas y el lugar en el que se produjeron, por eso utilizo un tipo de álbum que me deja hacer unas anotaciones al lado. Soy una romántica y sigo usando álbum de papel y llevo un pen drive para que me impriman las fotos como llevaba antiguamente los carretes de fotos a revelar.
Si pienso en el día de mi boda, en el nacimiento de mis hijas, tengo pequeñas nebulosas provocadas sin duda por los nervios, lagunas mentales de momentos maravillosos que recompongo con la ayuda de los que ese día estaban a mi lado.
Pero hay recuerdos que no se olvidan, el ser humano es así, y es aquella pregunta de ¿Dónde estabas tú cuando....? Y suele ser algo duro, chocante, triste. Cuando los dos aviones impactaron contra las torres gemelas como un cuchillo caliente en un bloque de mantequilla, volaron las tapas de los vagones de los trenes en Madrid, asesinaron a Miguel Ángel Blanco, nos llenamos las manos de palomas blancas por Tomás y Valiente, liberaron a Ortega Lara, aquí la alegría se nos mezclaba con el horror, encontraron muertas a las niñas de Alcasser, Marta no volvía, Sandra no sonreía, Mari Luz ya no está...
Dolor, dolor con mayúsculas, del que golpeó a España entera y a mi Andalucia tan lejana de nacionalismos. Fue la serpiente cruel de una banda de asesinos terroristas la que acabó con personas de bien, de gente libre de pensamiento libre.
Pavor de madre, hoy, de niña entonces, que siente que sus hijas no están seguras en las calles.
Y desde el recuerdo y la perspectiva, me parece que no valió para nada, los asesinos cuando no están en la calle tienen penas ridículas o tenemos que aceptar su alegato sobre su salud y bienestar, cuando no su enajenación o consumo de drogas, terroristas (presuntos, o no tanto) en las instituciones públicas pagados con los impuestos de los que sufrieron en sus carnes o en la de sus familiares la pérdida de alguien querido o la amputación física y también mental, incapaces de sufrir más.
Hoy hace quince años que mataron a un matrimonio sevillano pero casi todos los días podemos lamentablemente recordar a alguien. Son muchos, son tantos...
Puede que el Estado se doblegra, o se doblegue, puede que se abandone el asesinato, pero hay mucha sangre sin justicia, muchos familiares sin consuelo, y muchas personas como yo, que no olvidan y recuerdan perfectamente a esos malnacidos que nos hicieron llorar.
por defecto recordamos mejor lo malo que nos pasa alrededor
ResponderEliminarEl dolor y la indignación que las personas de bien sentimos no puede estar mejor expresado
ResponderEliminarMari Pili
Debemos aprender a mantener vivos los recuerdos bonitos sin olvidarnos de los malos, pero estos últimos envenenan la alegría y no nos devuelven a los muertos.
EliminarLa historia de la humanidad está escrita con sangre, pero no de los malnacidos, por desgracia!!
Muy bien Rocío.