De aquella campaña de Aquarius sin duda me quedo con su eslogan: "El ser humano puede ser maravilloso". Yo he ido descubriendo poco a poco que hay gente encantadora. "Vaya Rocío, te cubres de gloria, ¿y has tardado treinta y ocho años en descubrirlo?" Pues si, debo ser de una pasta especial que fermenta tarde. Sabía que había gente muy buena, buena gente, que es lo mismo pero no es igual y si lo dices en mi Andalucía, menos todavía. Ser buena gente, aquí en el sur, es un conjunto de cualidades que hacen que alguien sea especial. Pues de esos "buena gente" hay mucha y más de la que parece a primera vista.
Veamos si soy capaz de hilar mi teoría, que todo puede pasar y al final me vaya por los famosos cerros de Úbeda -ciudad maravillosa donde ahora tiene que hacer un frío importante-.
Yo siempre he sabido que había gente buena e incluso lo he escrito aquí en alguna ocasión: hay más buenos que malos, pero éstos hacen mucho más ruido. Aún así en los últimos años parecía que se había instalado la negatividad, la discusión, la bronca, la dificultad de entendimiento entre las personas y la irascibilidad empezaba a ser nuestra seña de identidad. Y la verdad es que esto no ha cambiado, diría que ha ido a más, hay una agresividad verbal explícita, y hasta física, a la menor ocasión. Lo que ocurre es que, en contraprestación, las personas tolerantes y capaces de debatir y dialogar sin llegar a los extremismos se hacen más patente y eso, cuando la corriente te lleva hacia el borrokismo, es digno de resaltar. Y a mi personalmente me anima.
Con mucho sentido del humor e ironía, con razonamientos sesudos, con un bagaje cultural más que importante, desde la sapiencia o la pregunta curiosa, puedes acabar en una agradable conversación en la que se debate desde si es justo un tipo de ley, un fuera de juego o la nueva colección de bolsos de Loewe. Posturas contrarias dispuestas a ser modificadas o no, pero siempre toleradas.
Además sigue habiendo gente dispuesta a ayudar a otros sin más, manos que se tienden, orejas que escuchan, la solidaridad callada se extiende.
Eso es un lujo. Un lujo que yo pensaba que era mucho más exclusivo, que se daba menos, que era casi utópico. Y ahora me doy cuenta que no es así.
Vuelvo a la idea primera, el ser humano puede ser maravilloso y encantador. Y no sólo puede serlo: Lo es.
Ciertamente, no es lo mismo "buena gente" que "gente buena.
ResponderEliminarA mí me encanta la buena gente y siempre he apostado porque existe mucha gente buena.
Lástima que hagan menos ruido que los que no son tan buenos, en fin...