Rondé durante estos días varias veces las teclas del ordenador, desahogué pesares y reflexiones en redes sociales, y hasta me encontré a mi misma hablando sola con la televisión.
Demasiados frentes abiertos, demasiadas cosas en las que pensar, la actualidad imponía actividad neuronal y de teclado. Pero me resistía.
Me resistía porque intentaba encontrar un hueco literario, o junta letras que es lo que yo hago, seguía deseando alguna historia triste o esperanzadora, pero en mi inspiración sólo encontraba temas de actualidad, de sangrante actualidad, de dolorosa actualidad, de indolente actualidad.
Mis musas tenían perfil de teletipo.
Esta mañana, a las siete y media de la mañana comencé a escribir una entrada para este blog, la titulé "Escribir con tripas" pues no me salía nada mas que bilis, indignación y desesperación.
Cuando mi despertador me sonó con los toques sonoros de las siete con las noticias en forma de entrada del presentador del programa de la radio, todo lo acumulado llegó a su tope, fue la gota que colmaba el vaso, el desbordamiento de malas noticias pudo conmigo misma.
Mientras escribía con el café caliente a un lado y la tostada al otro pensé en lo visceral que somos las personas, en especial yo, que me paso la vida entre instintos y prontos aunque la edad, que no perdona, provoca de vez en cuando una tímida serenidad.
Pensé en la consabida frase de "legislar en caliente" y decidí que a veces las decisiones hay que tomarlas. Unas veces porque acaban de suceder las cosas y otras porque "no toca" somos un país que ya se retrató con el "Vuelva usted mañana" de Larra. Las decisiones siempre se aplazan, las excusas siempre se añaden, y el pueblo ¿soberano? nota hervir la sangre con ciertas noticias y con otras mira con descrédito o aburrimiento el pasar de los días.
Así que finalmente borré todo lo escrito y dejé que la escalonada rutina de mi vida hiciera de mi una persona más aplacada, y ahora, cuando veo el atardecer por los ventanales de mi nueva casa, y los colores tiñen el cielo recortando la silueta de los olivos, mientras comienza el sonido de los grillos, ladran los perros al paso de otros perros que sus dueños sacan de paseo, y viceversa, con el calor ya disminuyendo, después de conseguir despegarme unos minutos de la información no puedo dejar de pensar de en una tira de Mafalda en la que Susanita, tras contemplar el horror de una guerra en un diario, suspira y comenta "Por suerte, el mundo queda tan lejos..." y ciertamente mi alrededor hace olvidar el dolor, pero no, el mundo está ahí esperando nuestras reacciones, avanzando por nuestras quejas o lamentos y esta noche, por encima de todas las demás noticias, una madre no arropará a sus dos niños. Y no puedo imaginar nada peor.
no hay nada peor, pero no pasará nada dentro de muy poco lo veremos en calle y sentiremos, en contra de lo que decía Susanita que por desgracia el mundo está ahí al lado
ResponderEliminarHay dias en que por mucho que intentemos huir de la noticia es imposible, por mucho que nos duela nos persigue hayá donde vayas. Estas desgracias no deberian ocurrir jamás! Has reflejado el estado de muchas personas,de muchos padres...un hijo es lo más grande que la vida nos regala, intentar entender que un padre haga semejante atrocidad es algo que no está al alcance de una mente sana.Gracias Rocio.
ResponderEliminarLo leí en el momento que lo publicaste pero no tuve ganas de comentarlo,estaba demasiado afectada. Después de ver en facebook un bombardeo de comentarios sobre el tema decidí alejarme unos días de la red.
ResponderEliminarTodas las personar no encajamos los horrores de la vida de la misma forma, quizás sea cobarde pero no soy capaz de mirar las fotos de esos niños que se empeñan en ponernos a todas horas y en todos los medios,por eso prefiero desconectar.Gracias por no ponerlas aquí!!