miércoles, 18 de abril de 2012

JUEGOS INFANTILES

Me recuerdo a mi misma camelando a mi madre o a mi abuelo para ir a la papelería, no había un lugar que me impresionara más que la papelería, bueno...si, el puerto, pero el puerto pesquero, no esos barcos grandes, ruidosos, llenos de personas, sino los pequeños barcos de pesca en los que cuando yo paseaba de la mano de mi madre estaban preparándose para salir, rematando algunas redes...¡qué bonito era ver esas manos curtidas, morenas, fuertes, recias, manejando con destreza el adminículo con el que cosían las redes de esa manera tan rápida y acostumbrada sentados en el rollo de maroma o en el bolardo desgastado, oxidado, pintado de negro!
Yo iba a una papelería pequeña, forrada en madera oscura, de cerca de casa, donde un señor que me resultaba antipático regentaba con su mujer que me daba miedo, un paraíso de lápices, cartulinas, chinchetas, libretas, gomas y...talonarios. Esa era mi gran afición.
Hoy los psicopedagogos que están muy estudiados dirían que yo practicaba conductas infantiles de repetición, pero la verdad es que yo jugaba a ser empresaria, desde muy pequeña, unas veces regentaba una galería de arte y le ponía precio a todos los cuadros de la casa e incluso mi abuelo me compraba alguno...¡y no regateaba!, otras veces tenía una agencia de viajes, ésta era mi empresa favorita, cogía catálogos de las agencias de verdad y hacía verdaderos presupuestos y rutas imposibles, luego emitía facturas y todo...lo malo fue que implantaron el IVA y mi tía tuvo que enseñarme lo que era el IVA repercutido y soportado, ¡a los nueve años!...y el C.I.F también.
También tenía restaurantes, asesorías, hoteles, era administrador de fincas y hasta ¡¡lotera ilegal!! según el talonario que comprara...Eso sí, era muy ordenada y pulcra en mi "trabajo".
Otro de mis juegos favoritos era envolver, yo quería ser envolvedora de El Corte Inglés, cogía un trozo de papel y varias cosas y las iba envolviendo una por una, de dos en dos en distintas combinaciones...e inventaba historias maravillosas sobre para quién era el regalo. A veces de un dramatismo cargado de realidad.
También escribía, poesía y prosa, que no era cuestión de cerrar puertas y Gloria Fuertes influía. Mi madre conserva muchos de mis escritos, no todos porque necesitaría una habitación sólo para eso, y cuando los vuelvo a ver tengo una sensación de entre ternura y vergüenza...y no me gusta que nadie los vea...me da pudor. La lectura siempre fue mi pasión, aprendí a leer porque no me fiaba de que me contaran bien los cuentos, no había cumplido los tres años... y luego descubrí que también era divertido contar historias.
Quise ser "farmateucica", bailarina, profesora, escritora, arqueóloga, empresaria, broker, química, ingeniero, contable, bibliotecaria...y en todos los supuestos, además, madre.
La imaginación siempre jugó conmigo, a veces me daba disgustos porque imaginaba cosas muy trágicas y acababa con el corazón encogido sufriendo horriblemente por cosas que no habían sucedido y eran poco probable que sucedieran...pero la mayoría de las ocasiones fui una niña distinta  pero muy muy feliz.

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