De las cosas que más le agradezco a mi madre que me enseñara y que más interés pongo en inculcarle a mis hijas es que somos responsables de nuestros actos. Y que nuestros actos tienen consecuencias, de las que lógicamente también somos responsables.
Es cierto, y más a ciertas edades, que es cómodo y casi instintivo, intentar colocarle la culpa de nuestro desacierto a cualquiera que tengamos a mano con tal de no reconocer el error o de no aceptar las consecuencias.
El pueblo español, tan soberano, ha aprendido e interiorizado una frase que dicen los niños pequeños cuando juegan: "pío pío que yo no he sío" Y tan campantes. Siempre se busca una cabeza de turco para que sufra lo que nos toca padecer en primera persona debido a una mala elección nuestra. Y en el caso de que hubiera alguien responsable de nuestro bando, nuestra familia o nuestra ideología política...se le responsabiliza al contrario...que la moral no estorba en estos casos, por lo visto.
Pero esta vez yo quería rozar la actualidad aunque fuera de manera tangencial. Leo y releo por noticias, blogs, redes sociales, y escucho en conversaciones a pie de calle como una y otra vez se culpa a la sociedad, a los tiempos pasados, a la religión, al que dirán...y la verdad, me fastidia.
Si algo somos es libres, por encima de todo, libres para elegir y libres para decidir, libres para equivocarnos y para tomar decisiones. ¡Ya está bien de culpar a cosas intangibles de nuestros propios errores!
El día a día está lleno de elecciones, de caminos, de decisiones en las que con absoluta libertad decidimos qué y cómo hacer. Pero si nos equivocamos...la culpa no puede ser siempre de otros: del banco, de "las junteras", de la guerra civil, de lo que digan los demás, de la Iglesia (que la mayoría no pisan desde su primera y única Comunión), o del profesor que me tiene manía, por poner unos ejemplos.
Nos hemos instalado en la comodidad, en el que vengan y me lo arreglen, en el que me den una subvención, en el que me merezco una paga...y a la vista está que el resultado no ha sido bueno.
Son tiempos difíciles si, pero todos tenemos mucha responsabilidad de lo que sucede y también tenemos mucha culpa de que las cosas no se arreglen. Seamos sinceros, hagamos autocrítica...que es eso que le exigimos a los demás pero que difícilmente hacemos. Y por favor...dejemos de ser generosos de lo ajeno...a veces especulamos con lo que nos tiene que dar, lo que merecemos recibir, lo que los demás tienen que regalar...y nosotros no damos ni las gracias.
Qué razón tienes, lo fácil que es 'tirar con pólvora del Rey'...
ResponderEliminarSaludos desde Cáceres.