Buenas
tardes a todos, muchisimas gracias por estar aqui, en la Asociación
de la Prensa de Madrid, algunos ya me conocéis, y otros me
conocísteis a raiz del libro anterior. Me llamo Rocío y llevo un
par de años colaborando con José Luis Alvite, soy su mano derecha o
su pie izquierdo, según el día.
Hoy
tengo el enorme placer y la inmensa satisfacción de presentar esta
magnífica mesa, con Santiago González, Amilibia, Alejandro Diéguez
y el autor de este libro "Lilas en un prado negro", Jose
Luis Alvite.
Tengo
que decir, en honor a la verdad, y perdonen que hable de mi, que este
libro es un empeño personal mío. Y desde aqui agradezco a Alvite y
a Alejandro su complicidad para que por fin esté en la calle y digo
por fin, si, porque seguro que nadie duda que Alvite es un genio, y
lo es...y como todos los genios vive en un mundo relajado, pasivo, en
otro plano donde la importancia de las cosas va en otro orden y a
otro ritmo.
Los
artículos que forman el conjunto del libro, fueron publicados como
una serie en el dominical "Estela" de Faro de Vigo y yo los
descubrí por casualidad, gracias,o por culpa, del desorden de
Alvite. Cuando me envió documentación para "Humo en la
recámara", su anterior libro, se colaron alguno de estos
textos -y otras cosas que prefiero no comentar- y reconozco que me
atraparon. Hice lo imposible por conseguirlos y finalmente tuve en mi
poder todos los relatos. Cuando tomé conciencia de la obra al
completo empecé a ponerme pesada, terca me llama Alvite, y a
empeñarme en que se recopilaran y volvieran a ver la luz porque al
haber sido publicados únicamente en Galicia muchos no los conocíamos
y me pareció inexcusable que se volvieran a editar y que mejor que
de la mano de Ézaro que tanto cuida sus publicaciones y a José
Luis.
No
ha sido tarea fácil, más de la mitad de los textos publicados en
este libro se los he leido por teléfono al autor para que los
revisara...pues tras seis meses sin mandarme ninguno con el visto
bueno comprendí que era el momento de tomar las riendas y adoptar
medidas extremas. Mis cuerdas vocales y la batería de mi teléfono
saben bien las horas que hemos ocupado. También es cierto que Alvite
ha soportado maratonianas jornadas telefónicas. Gracias por ello.
"Lilas
en un prado negro" tiene de padres putativos a Jose Luis y a
Alejandro, pero lo que es seguro es que el ginecólogo he sido yo.
Para
muchos de nosotros Alvite es el Savoy, sus crónicas ahumadas en
blanco y negro sólo coloreadas por el rojo carmín de los labios de
esas mujeres faltales o derrotadas que nos hacen entrar a un local
imaginario en una Nueva York algo cambiada. Pero esta vez el autor
nos hace viajar a otro lugar. Porque esa virtud la tiene Alvite, nos
crea un hogar imaginario que acabamos haciendo nuestro, y pasamos de
espectadores a protagonistas.
Este
libro se inspira en el compostelano Sanatorio Siquiatrico de Conxo
donde me comentaba José Luis que acudía a recibir tratamiento en
una etapa de su vida, pero con su habitual desidia y falta de
constancia tantas veces comentada, tampoco fue un paciente ejemplar
en la asistencia a las consultas, aunque acudiera allí por voluntad
propia. Le sirvió, no obstante, para inspirar estos relatos que se
desarrollan en un inexistente lugar gallego, el Manicomio San Antón
de Restande, un alojamiento bucólico, lleno de ternura y palas de
electroshock. Como un paciente más el protagonista nos va relatando
las distintas personalidades, en ocasiones múltiples, que habitan o
habitaron el lugar, los doctores que formaron parte de la plantilla y
con especial detenimiento nos habla de una de las enfermeras, Laura
Sarandeses, una de esas mujeres de Alvite: de mediana edad,
friolera, desencantada y bella, inteligente y cobarde en el amor. Hay
ocasiones en las que los relatos son solamente reflexiones dispersas,
caóticas y sentimentales donde si leemos con detenimiento
encontramos verdades afiladas.
Yo
solo puedo recomendarles que entren despacio a Restande, sin miedo y
sin camisa de fuerzas. Y si se ven levemente reconocidos en alguno de
los personajes, no teman...nos pasa a todos y no estamos tan locos...
Muchas
gracias. Les dejo a continuacion con Alejandro Diéguez, periodista y
editor de Ézaro
A
continuación el veterano y prestigioso Amilibia, un histórico del
periodismo nacional.
Les
dejo con Santi González, brillante y reputado columnista de El
Mundo, miembro destacado del equipo de Carlos Herrera en Onda Cero.
Como diría Herrera....con todos ustedes...José Luis Alvite
Cuando leí esta entrada se asomaba la navidad. No frecuento tu blog, pero sí que leo todas las entradas desde la última a la que accedí.
ResponderEliminarTardé otro tiempo en encargarle el libro a mi librera de cabecera -una muchacha de pueblo, premadura y solterita, que regenta un kiosco de prensa pero que prefiero que sea ella la que se gane unos €s cuando compro un libro- y hasta hace unos días no me avisó de que ya me lo había traído.
Le he dedicado aún pocos ratos. Es para saborearlo no a diario, como un wisky caro, sino cuando me lo pide el cuerpo. Y este ha de estar en condiciones de recibirlo.
Recuerdo que el primer día busqué tu nombre en los 'títulos de crédito'. Al no hallarlo, me conformé con creer lo que dices ahí más arriba.
Rompo una promesa al dirigirte estas letras. Son solo para felicitarte, más bien para agradecerte que hayas puesto tu empeño en que el libro pueda estar en mis manos.
Lo dejo aquí, aunque podía felicitarte también por algunas, no todas, cosas hermosas que has escrito en este blog. No lo hago.
Me vuelvo a mi silencio, totalmente ya frío y distante. Espero no volver a romperlo en unos cuantos años de nuevo.
P.